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El colapso del PBI asombra a los economistas, que ya no encuentran antecedentes históricos de semejante caída Imprimir
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Domingo, 05 de Julio de 2020 23:01
Una contundente serie de datos aportados por el economista Esteban Domecq se sumó a recientes comparaciones del consultor Miguel Ángel Broda y un también reciente estudio de Marcelo Capello, de la Fundación Mediterránea, para poner en perspectiva la situación por la que atraviesa la economía
 
Este domingo Marcos Galperin, fundador y socio principal de Mercado Libre, la empresa más valiosa de la Argentina, retuiteó un hilo de tuits que había emitido el economista Esteban Domecq, socio de la consultora Invecq. En el primero, el economista había precisado que la caída de actividad económica de abril, de 26,4% interanual y 17,5% “sin estacionalidad” respecto de marzo, fue “la peor de la historia” y completó una caída del 11,4% en los primeros cuatro meses del año, con lo cual -señaló- el nivel de actividad económica volvió a los registros de 2004, un retroceso de 16 años que consideró una“demolición total de la economía”.
 
A partir de allí, Domecq desarrolló un hilo sobre el derrotero que llevó a la economía a la actual situación, partiendo de una ecuación conceptual: Desequilibrios + mala praxis + default + falta de plan + cuarentena rígida extendida, que resultó en una caída del PBI que hacia el segundo trimestre del año alcanzará el 25%, muy superior a la de previas recesiones e inédita, por rapidez y profundidad. en la historia económica argentina. “Estamos de frente a la peor crisis económica de nuestra historia”, escribió el economista, y exhibió el siguiente gráfico.
 
Por cierto, la economía argentina está inserta en un contexto regional y mundial, que el propio Domecq reconoció al señalar que “todos los países entrarán en recesión este año por el Coronavirus”. Sin embargo, prosiguió, la recesión “será particularmente mucho más grave para Argentina” por dos motivos: la vulnerabilidad económica y la rigidez de la cuarentena. Ese combo, señaló, hará “difícil que el PBI caiga menos de 13/14% con la nueva extensión”.
 
Domecq exhibió también las reiteradas fases recesivas que desde 1880 a la actualidad, atravesó la economía argentina con un gráfico sobre la evolución económica a lo largo de los últimos 140 años en el que también se observa que que el colapso actual empequeñece todos los anteriores.
 
Luego, Domecq puso la lupa sobre el último decenio, que bien puede considerarse una nueva “década perdida”.
 
“Argentina está estancada desde el 2011. No es lo mismo enfrentar el Covid con una economía creciendo, que con una economía arrasada como la argentina. Carece de validez la comparación internacional analizando solo el año 2020″, remachó, arrobando en ese tuit al propio presidente Alberto Fernández y adjuntando un contundente gráfico sobre la evolución del PBI por habitante de una serie de economías latinoamericanas, en la se observa que la caída del indicador para la Argentina es sólo superada por el colapso venezolano.
 
En base a proyecciones para diversos países sobre el resultado económico del 2020, finalizó Domecq, “las economías que venían sólidas (el gráfico incluye también a Perú, Uruguay. Colombia, Chile y Brasil) estarán entre 10% y 20% mejor que lo que estaban hace una década, y su recuperación será rápida; Argentina estará 25% abajo, en una situación de extrema fragilidad social (¿pobreza +50%?) y la reactivación es aún una incógnita”.
 
A modo de síntesis, expuso una ilustración con datos e hitos de los últimos 20 años de historia económica y política de la Argentina, que incluye a su vez un revelador gráfico móvil sobre cómo el país fue perdiendo el tren de la historia y rezagándose más y más respecto de países con los cuales supo, en otros tiempos, ser comparada.
 
Perdiendo el tren
 
Por cierto, Domecq no es el único economista perplejo por el abismal desempeño económico del país. Infobae dio cuenta recientemente de un estudio de Marcelo Capello, economista del Ieral de la Fundación Mediterránea, que recorrió los últimos 50 años, en los cuales el país tuvo tres décadas perdidas.
 
A su vez, el consultor Miguel Angel Broda señaló hace unos días que la Argentina está inmersa en lo que llamó “la trampa del estancamiento”. Por caso, precisó en su último informe mensual, si se tienen en cuenta los datos de evolución del PBI del período 1974-2020, se observa que al ritmo promedio de ese período, Chile necesita 29 años para duplicar su PBI por habitante, Uruguay 34 años y Colombia 39 años. Más lentos -y siempre teniendo en cuenta el desempeño entre 1974 y 2020, Perú y Brasil requerirían 71 años para lograr el mismo resultado. ¿Y la Argentina? La respuesta rigurosamente aritmética de Broda, es asombrosa: 390 años.
 
Es cierto, se trata de un período muy desafortunado de la Argentina. Pero el desempeño económico del país sigue penando cuando se toma el lapso de 70 años entre 1950 y 2020. A las tasas de crecimiento promedio de ese período, Brasil necesitaría 33 años para duplicar su PBI por habitante, a Chile le llevaría 35, a Colombia 36, a Uruguay 45, a Perú 48. ¿Y a la Argentina? 90 años.
 
-¿Por qué cree que el Gobierno se aferra a la cuarentena, siendo que, como señaló, es tan dañina para la economía?
 
-Es la pregunta del millón. Todos sabemos que la cuarentena le genera daño a la economía, pero desde el 20 de marzo el gobierno decidió priorizar el frente sanitario y prácticamente dejó de lado el frente económico. Ante esa decisión y a medida que se van viendo las consecuencias, uno se pregunta cuál es el plan de salvataje. Y la verdad es que no se ve ninguno. Yo creo que el gobierno, en la medida que tenga éxito en el frente sanitario, podrá decir “yo a la pandemia la traté muy bien”. Obviamente se trata de una decisión política.
 
-¿Y qué dirá de los costos económicos?
 
-Ellos dicen que los costos económicos son consecuencia de la pandemia. Yo creo que un país tiene que tratar las dos cosas simultáneamente. Acá no ha habido medidas de contención suficientes para el durante y no hay un plan de salvataje para el después. Yo creo que la Argentina va a necesitar un plan de reconstrucción del aparato productivo. Acá se subestimó el daño con que venía la economía en los últimos años: en recesión desde 2018 y estancada desde 2011. Acá tenemos problemas fiscales y monetarios y una inflación que otros países que tienen crédito y moneda no tienen.
 
-¿Cuál es, actualmente, su proyección del PBI para este año?
 
-Es importante decir que los pronósticos son muy inestables y dependen a nivel mundial de cómo evoluciona el levantamiento de las cuarentenas y si hay o no rebrotes. El gran condicionante es lo que suceda en el frente sanitario y la velocidad en que se levante la cuarentena. Así que tu gran condicionante es si habrá o no rebrote, que fue lo que sucedió con el AMBA. Pero además la Argentina tiene condicionantes propios que hacen que la recuperación sea más rápida o más lenta, más sostenible o no. Uno es el tema de la deuda, otro el riesgo de una aceleración de la inflación y otro la crisis de confianza que acarrea la economía argentina. Y a esa última duda, que tiene que ver con las expectativas, habrá que agregar el salvataje de las empresas. Por eso no es inocuo que no hayan presntado plan de salvataje. Así que yendo a tu pregunta sobre el pronóstico, antes de la vuelta a fase uno en el AMBA el pronóstico de Invecq era una caída de 10,7%. Hoy estamos con una caída del entre 13 y 14%, supeditada al condicionantes número uno,que es el frente sanitario. Si se sale bien de la cuarentena y no hay rebrotes, la caída del PBI puede ser de 11 a 13%. Pero si en el segundo semestre no empezamos a resolver los obstáculos (deuda, moneda, confianza) nos puede ir peor.
 
-¿Qué posibilidades de rebote tendría la economía en 2021 y de qué depende?
 
-Antes de responder eso dejame también aclarar que en la economía real ha habido diferencias muy importantes a nivel sectorial. Hay sectores fuertemente afectados como el comercio y la industria y otros que no pudieron trabajar: hotelería, gastronomía, turismo, construcción. Es una crisis enormemente despareja y eso también va a requerir atención. En cuanto al “rebote”, va a haber una fase de recuperación técnica y esto se nota a medida que se flexibiliza la cuarentena, las caídas son menores. Es algo intuitivo. Si uno apaga las máquinas en las fábricas se produce una recesión. Si las vuelve a prender. la economía se empieza a recuperar. Pero esa es una recuperación técnica, un arrastre estadístico. Pero para transformar esa recuperación en crecimiento hace falta mucho más, y ahí es donde digo que a diferencia de Chile, Perú, Uruguay, Paraguay, Colombia, ni hablar de países como Alemania, estamos lejos. Hace falta tener una macroeconomía consistente y un plan de contención micro y de reconstrucción del tejido productivo va a ser clave. Son tres tareas necesarias para encauzar una recuperación. Y del otro lado tenemos el riesgo de quedarnos sin divisas y pasar a una inflación del 100% anual.
 El colapso del PBI asombra a los economistas, que ya no encuentran antecedentes históricos de semejante caída