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Alberto Fernández dijo estar enojado por las colas del viernes y apuntó contra el sector bancario: “la dureza de los bancos me cae muy mal; estuvieron cuatro años llenándose de plata” Imprimir
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Sábado, 04 de Abril de 2020 10:09
En una entrevista radial, reconoció que no tuvieron en cuenta algunos fenómenos que confluyeron ayer, pero cargó las tintas contra los bancos, que el propio gobierno decidió no incluir entre los “servicios esenciales”.
 
En una entrevista radial, el presidente Alberto Fernández dijo estar “preocupado, enojado, molesto” con las aglomeraciones y colas bancarias que se produjeron el viernes y en las que se agolparon en los bancos, en los cajeros y en las calles centenares de miles de jubilados para cobrar al cabo de dos semanas en que las sucursales bancarias estuvieron cerradas al público por disposición del propio gobierno, que no incluyó las prestaciones bancarias como “servicios esenciales”.
 
“Llevamos adelante una cuarentena en un momento muy difícil y necesito que todos entiendan que no debemos relajarnos. Nos está yendo muy bien con la cuarentena, nos ha permitido ir paulatinamente controlando la situación, pero necesita del esfuerzo de todos”, señaló el presidente sobre la principal medida adoptada por el gobierno para contener la propagación de la pandemia de coronavirus.
 
En particular, sobre lo que pasó ayer, señaló que “se mezclaron varias cosas: se mezcló la gente que cobra Asignación Universal por Hijo (AUH) y recibe ayuda especial, con personas que no habían cobrado la jubilación, vieron el banco abierto y fueron a cobrar la jubilación”. Según el presidente, “nadie preveía que iban a aparecer todos esos jubilados”.
 
A la vez, el mandatario admitió el error oficial de haber realizado sus campañas de información fundamentalmente por vía gráfica, siendo que los medios gráficos cada vez circulan menos, lo que restó efectividad a las medidas oficiales de ordenamiento.
 
En cambio, auguró que las cosas funcionarán mejor a partir de hoy, en el horario especial de atención y con las medidas de ordenamiento dispuestas por el gobierno. "Creo que hoy volveremos al orden si todo sale bien; lo importante es que todos tengamos en cuenta la importancia de la cuarentena”, señaló.
 
Lejos de responsabilizar por imprevisión a sus propios funcionarios, Fernández prefirió cargar las tintas sobre el sector bancario, en especial al referirse a la lentitud para desplegar las líneas de créditos anunciadas por el gobierno para facilitar el pago de sueldos por parte de las empresas afectadas por la abrupta caída de la actividad económica a raíz, precisamente, de la política de cuarentena y distanciamiento social dispuesta para reducir la circulación del virus y “aplanar la curva” de contagios.
 
“La dureza de algunos bancos me cae mal, muy mal. Los bancos estuvieron cuatro años llenándose de plata con negocios que el estado les daba. Hablo de las Lebac (Letras del Banco Central) y Leliq (Letras de Liquidez). Espero que en esta instancia entiendan, necesitamos que le presten dinero a empresas para que las empresas se mantengan en pie”, señaló. Y remachó. "espero que los bancos entiendan”.
 
Al respecto, añadió que instruyó al presidente del Banco Central, Miguel Pesce, para que agilice la implementación por parte de los bancos de la línea crediticia al 24% anual (muy por debajo de la tasa de inflación) para facilitar el pago de salarios ante las dificultades provocadas por el parate obligatorio de amplias franjas de actividad económica.
 
El presidente también se refirió a la posibilidad de flexibilizar la cuarentena a partir del lunes 13 de marzo, cuando concluya la extensión dispuesta luego de la primera medida, que la había ordenado hasta el 31 de marzo. Al respecto, señaló que en consulta con la CGT, la Unión Industrial y la Cámara de Comercio, con las que se reunió el viernes en la residencia de Olivos, el gobierno irá decidiendo la salida de la cuarentena de más sectores, aunque advirtió que todo dependerá de la evolución de la situación sanitaria, de las recomendaciones del comité de expertos sanitarios y de la Organización Mundial de la Salud, con la que -dijo- el gobierno mantiene contacto permanente.
 
El presidente también rechazó como “demagógico” el pedido de que sus funcionarios se rebajen o donen sus sueldos. Dijo que en su gabinete “nadie está robando” y “no hay ñoquis”, que sus funcionarios “viven de sus sueldos” y no tienen cuentas en el exterior ni son dueños de empresas, en obvia alusión al “gobierno de CEOs”, el cliché con que el kirchnerismo caracterizó al gobierno de Mauricio Macri.
 
De ese modo, Fernández eludió asumir el grueso de la responsabilidad de lo sucedido el viernes, en que al cabo de dos semanas de completo cierre bancario de atención al público, acordada entre el propio Banco Central y la Asociación Bancaria que encabeza el dirigente gremial Sergio Palazzo, uno de los más cercanos al presidente. Esto es, el gobierno decidió el cierre del servicio bancario, sumó luego beneficios a millones de perceptores de programas sociales -los dos sectores más remisos o con mayores dificultades a usar medios electrónicos para cobrar y pagar sus cuentas- y luego los convocó, en condiciones que muchos de ellos desconocían, precisamente por los defectos de la campaña de información que el propio presidente asumió en la entrevista, a cobrar a partir de ayer. Y pasó lo que pasó.
 
 
 
 
 Alberto Fernández dijo estar enojado por las colas del viernes y apuntó contra el sector bancario: “la dureza de los bancos me cae muy mal; estuvieron cuatro años llenándose de plata”