Incontinencia urinaria masculina Imprimir
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Sábado, 06 de Marzo de 2010 17:35

La incontinencia urinaria masculina (IUM) es una condición devastadora que se presenta mucho más frecuente de lo que se piensa. La pérdida involuntaria de orina constituye un gran inconveniente social, afecta a la calidad de vida y supone un importante problema higiénico, ya que favorece las infecciones urinarias. Los tratamientos disponibles van desde un cambio de hábitos, ejercicio físico o medicación, hasta inyecciones de silicona, colágeno o grasa del propio paciente y la cirugía. 
Al reconocer que la orina, se mueve por diferencia de presiones, por lo que la continencia urinaria resulta de la creación de una zona de mayor presión a nivel de la uretra posterior que impide que la orina salga al exterior en condiciones normales.

La incontinencia urinaria se define como la pérdida involuntaria de orina a través de la uretra (conducto excretor de la orina que va desde la vejiga al exterior). Es prevalente en la población adulta masculina mayor de 65 años y los casos aumentan de forma considerable con la edad debido a una larga lista de factores.

Los cambios fisiológicos en la vejiga y en la uretra a medida que pasan los años, asociados a otras causas, como alteraciones en la próstata y sus tratamientos, son los más frecuentes.

Tanto es así, que se estima que hasta un 30% de los pacientes a quienes se les ha practicado una  prostactectomía radical (intervención quirúrgica para la extracción total de la próstata) sufren incontinencia urinaria en algún grado.

Hay otras circunstancias que favorecen su desarrollo, como determinadas patologías en ambos sexos: accidentes cardiovasculares, demencia, enfermedad de Parkinson, esclerosis múltiple, cáncer de vejiga o de próstata o envejecimiento. Los hombres con un largo historial de diabetes mellitus pueden sufrir alteraciones en el sistema nervioso.

TIPOS DE INCONTINENCIA:

Incontinencia de urgencia

También conocida como vejiga hiperactiva, es el tipo más común de incontinencia urinaria masculina. Ocurre cuando existe una necesidad intensa y urgente de orinar y la vejiga expulsa la orina de forma involuntaria. Se debe, por lo general, a una interferencia de las señales nerviosas entre la vejiga y el cerebro; normalmente se debe al agrandamiento de la próstata o las secuelas de una operación de esta glándula.

Incontinencia de esfuerzo

Alrededor de un 10% de los casos de incontinencia urinaria masculina se producen como consecuencia de un esfuerzo físico, como toser, estornudar, reír, levantar peso o hacer ejercicio. Normalmente se trata sólo de pequeñas pérdidas, y suelen estar relacionadas con el debilitamiento de los músculos del suelo pélvico.

Incontinencia mixta

Entre un 10 y un 30% de los hombres experimentan incontinencia mixta. Suele ser una combinación de incontinencia de esfuerzo y de urgencia.

Goteo tras la micción

Este tipo de incontinencia se produce cuando la vejiga no se vacía completamente y sigue goteando después de orinar. También es habitual cuando la próstata crece excesivamente o los músculos del suelo pélvico están debilitados.

Incontinencia por rebosamiento

Se trata de un flujo de orina constante o esporádico, causado normalmente por una obstrucción o por lesiones nerviosas

Incontinencia funcional

Es la incapacidad para llegar al baño a tiempo debido a problemas físicos o mentales.

Problemas neurológicos vesicales

La existencia de lesiones en los nervios a causa de una enfermedad (el Parkinson, la esclerosis múltiple o los daños cerebrales) puede afectar a la comunicación entre el cerebro y la vejiga. Como consecuencia, no se puede controlar la vejiga ni vaciarla completamente.

TRATAMIENTO

No hay un tratamiento exclusivo que sirva para todos los hombres. Dependerá del tipo y de la gravedad del problema, del estilo de vida que lleve el paciente y de sus preferencias. Pero siempre se empezará con el tratamiento más sencillo.

Muchos afectados vuelven a controlar la micción sólo al modificar determinados hábitos y al practicar ejercicio para fortalecer los músculos del suelo pélvico, que retienen la orina en la vejiga. Si con estos tratamientos de comportamiento no se experimenta mejoría, se utilizan fármacos, sondas o inyecciones para la uretra.

Ejercicios de Kegel

El propósito de los ejercicios de Kegel, recomendados para ambos sexos, es fortalecer los músculos de la zona pélvica y mejorar la función del esfínter uretral o rectal e, incluso, las relaciones sexuales.

Deben su nombre a Arnold Kegel, quien los desarrolló para sus pacientes incontinentes en 1940. Lo primero que se debe hacer es localizar los músculos correctos. Para ello, hay que imaginar que se quiere evitar expulsar un gas y tener consciencia de los músculos que se aprietan: estos son los correctos para realizar los ejercicios pélvicos.

Mientras se contraen, hay que relajar el resto ya que, a menudo, se tiende a aguantar la respiración y a contraer otros grupos musculares como los glúteos, los cuádriceps (piernas) y el abdomen. Sólo hay que apretar los músculos del piso pélvico.

El ritmo aconsejado para la contracción se controla al contar despacio hasta tres. Después se relaja con la misma cadencia. Es recomendable empezar con los ejercicios en posición tumbada y realizar tres series de diez repeticiones, tres veces al día. Cuando se tenga más práctica, se pueden pacticar en posición sentada e, incluso, de pie. La tabla de ejercicios no precisa más de 15 minutos repartidos en todo el día. Los expertos recomiendan ser constantes, ya que las primeras mejoras se notan entre tres y seis semanas después.

 

 

•   Fuentes:   Montse Arboi (Eroski)

               DR. José Alberto Pabón Pérez . (Pontificia Universidad Católica de Chile)
 
 

 

Incontinencia urinaria masculina