La historía de un héroe y su legendaria misión en Malvinas


Hace unos días la Municipalidad de Rivadavia me propuso que charlara con el Capitán Alberto Philippi con la idea de grabar un video para subir en conmemoración a los 40 años del conflicto de Malvinas…

POR JORGE PABLO ROSOLEN

…Dudé un poco porque no sabía si iba a estar a la altura de la propuesta y, finalmente acepte. Lo que sigue es la crónica, en parte textual, en parte la interpretación que hizo mi memoria. La entrevista grabada se encuentra en las redes municipales.

Hete aquí mi crónica
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PILOTO DE SKYHAWK A4Q.
La flota inglesa está ahí, a la vista, la fragata Ardent está ardiendo, el Harrier está detrás suyo a punto de rematarlo, el SkyhawkA4Q viaja sin control y sin cola producto del impacto de los disparos del Harrier. A 900 kilómetros por hora y sin controles el Capitán Philippi transmite por la radio:
-Me dieron, estoy bien, me eyecto- Y la oscuridad llega de repente.
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No es una tarde común.

Hoy converso con Alberto Philippi. Alberto tiene 83 años, pero aparenta muchos menos.

Es un héroe, sobreviviente de un combate aereo.

Durante el conflicto de Malvinas el Capitán de Navío Alberto Philippi era piloto naval, comandante de la Tercera Escuadrilla Aeronaval de Caza y Ataque y segundo jefe de la Base Aeronaval de Río Grande.

Nos presentamos a través de la pantalla, la charla va a ser por Zoom, nos saludamos, conversamos sobre conocidos comunes y luego de una breve batalla de Alberto con la tecnología, no puede abrir un archivo en donde tiene su presentación, reinicia su computadora y mágicamente todo se ordena.
De manera didáctica, clara, apasionada y profundamente castrense, nuestro entrevistado cuenta como comenzó su día ese 2 de abril de 1982 en la base de Río Grande.

“Ese día comenzó con la rutina de todas las mañanas, toda la base formada, a las 8 de la mañana se distribuyen las tareas del día y me acercan los partes diarios para leer, nada fuera de la rutina, excepto que el primer parte de ese día decía: “ La Armada Argentina informa que las fuerzas de la patria han recuperado las Islas Malvinas.” Yo lo leí y no lo podía creer, no tenía ni idea lo que estaba sucediendo. A partir de ese momento toda la base funcionó a son de mar.”

El Capitán Philippi había culminado en diciembre de 1981 su comando de piloto de A4Q para pasar a cumplir funciones administrativas y de comando como segundo jefe de la Base Aeronaval de Río Grande, cuyo jefe era el Capitán Rodolfo Castro Fox.

“Cuando nos enteramos que los ingleses iban a venir, ahí me preocupé porque siendo yo un piloto calificado, sentía que le iba a ser más útil a la Marina en una escuadrilla que en una actividad administrativa así que pedí que me llamaran para volar. Yo no tenía que volar en Malvinas, me presenté voluntario para volar. Cualquier oficial de la Armada puede desempeñarse eficazmente como subjefe de una base aeronaval, pero no cualquier oficial de la Armada puede ser piloto de una escuadrilla de A4. La tercera escuadrilla aeronaval de caza y ataque éramos los aviones de ataque de la marina de guerra. Éramos el puño de la flota de mar. Éramos todos pilotos de portaviones. Éramos el cañón de 200 millas de la flota”.

A continuación, nos da una clase magistral de táctica y estrategia, de cómo se diseñó y se ejecutaron los planes de ataque a la flota inglesa. Lo hace con una didáctica asombrosa, acompañado de planos e imágenes ilustrativas que explican los diferentes procesos. Su voz refleja entusiasmo y orgullo. Es un hombre que está contando la tarea que hicieron él y un gran grupo de valientes, orgulloso de haber cumplido con su deber.

“Esta foto es del 20 de mayo, el día anterior al ataque a la fragata Ardent; estamos todos. Usted siempre insistiendo con las fotos me decían, y sí, siempre estaba hinchando con sacar fotos. Esta es la última en la que estamos todos, al día siguiente yo estaba desaparecido, el teniente Márquez muerto y el teniente Arca internado en el hospital de Puerto Argentino, y a los dos días también habíamos perdido al teniente Zubizarreta. El precio que pagamos en Malvinas, dos personas excepcionales”.

Los tenientes Arca y Márquez eran los numerales de la sección del capitán Philippi que el 21 de mayo de 1982 a las tres de la tarde atacaron y hundieron a la HMS Ardent en el estrecho de San Carlos en las Islas Malvinas. El ataque se realizó tal cual lo planeado por Philippi, Arca y Márquez volando a 30 metros del suelo y a 900 kilómetros por hora, atacando Philippi por el centro y Arca y Márquez, uno por cada costado de Philippi y llegando los tres sobre la Ardent para descargar sus bombas racimo, dando dos o tres en el blanco, en la popa, y hundiendo al buque de una de las marinas más potentes y modernas del mundo.

“Salimos del ataque huyendo hacia el sur, por donde habíamos entrado y por donde sabíamos que no había enemigos, pero una patrulla de Harriers nos intercepta, Márquez es el primero que los ve y da el aviso:”Harriers!!!” Nos atacan e intento dar la vuelta para presentar batalla cuando siento una tremenda vibración en el A-4, me habían dado. Me doy vuelta y observo que un Harrier se acerca para rematarme, entonces transmito Me dieron, estoy bien y me eyecto. Me eyecto a más de 900 kilómetros por hora, cuando la velocidad recomendada es a menos de 250 kilómetros, pero no tengo alternativa”

Esta acción le produce un desmayo y se despierta cayendo en el paracaídas y puede observar durante unos instantes la lucha de sus dos compañeros por su supervivencia. Solo unos segundos porque cae al mar a unos quinientos metros de la costa.

“El golpe en el agua fue violentísimo, golpeé en el agua y seguí para abajo y en determinado momento siento que me freno y empiezo a salir. Había ocurrido que el paracaídas se acostó sobre el agua y había quedado inflado por el viento del oeste que me saca del fondo y me arrastra hacia la costa. Estaba a quinientos metros de la costa, iba haciendo patito”

Los últimos 50 metros los hace nadando, llega a la costa agotado, con dolores en todo el cuerpo. Con su cuchillo cava una “cueva de zorro” y se dispone a pasar la noche de la mejor manera posible.

“En mi uniforme tenemos una señal de emergencia que emite una señal internacional que significa “tripulaciones caídas” y cuando salía de la cueva de zorro el dispositivo emitía la señal. En un momento, a las dos de la mañana pasaba un buque ingles por el sur del canal y escucha la señal y lo relacionó con el buque “Carcarañá” que estaba hundido en la bahía y le empezó a tirar, primero me despertaron dos bengalas impresionantes que iluminaban el cielo y empezaron a cañonear al “Río Carcarañá” pensando que la señal salía de ahí”

– Pero debería de haberlo ayudado y rescatado en vez de intentar matarlo- Le digo
Y el Capitán Philippi me responde -No le pidamos ética a los ingleses.

“Luego de tres días de marcha hacia el sur me rescatan unos isleños. Entre ellos viene el isleño Tony Blake que me dice:

-Usted es una persona de suerte porque nosotros venimos a esta zona, un día cada seis semanas, y hoy nos tocaba.

– Miren, soy piloto argentino, si no me pueden ayudar no hay problema, cada uno por su lado, yo quiero volver con mi gente- Les digo

-No se preocupe lo vamos a llevar con su gente- Me responde

“Nos hicimos amigos, Una excelente persona. Me llevó a su casa, teníamos mucho en común, hablamos mucho. Éramos radioaficionados, aficionados a la fotografía, jugábamos golf, pesca con mosca, de cosas que teníamos en común, de guerra no hablamos, yo no lo iba a convencer a él ni el a mí. La última navidad lo llamé, agarró el teléfono y lloraba, estaba muy senil, al poco tiempo me llegó la noticia que había fallecido. Al día siguiente al medio día me vino al buscar un helicóptero, Tony había dado aviso. Antes de irme, me regaló un camioncito de colección para mi hijo menor y su mujer me dio un sobre –para su esposa- me dijo. Era la receta de los scons con los que me había recibido en su casa.”

-Tony se convirtió en mi amigo, vino a visitarme a Bahía Blanca.

-Alberto, nunca volviste a Malvinas?

-No, nunca. Me gustaría volver, tengo invitación permanente de Tony- me contesta

– ¿Por qué no volviste? – le pregunto.

-Porque no puedo volver con un pasaporte inglés y con un avión chileno. No puede ser más vergonzante. Si vuelvo, vuelvo por la puerta grande, en un avión naval y con un pasaporte argentino.

– ¿Crees que vas a volver?
-No, ya queda poco hilo en el carretel. Ya tengo 83 años.

“Héroes son solamente los que no volvieron, el resto fuimos soldados que hicimos más, hicimos menos, que tuvimos más suerte, tuvimos menos suerte, y ya el hecho de decir “fui soldado en Malvinas” es todo un orgullo. Héroes son los 649 que quedaron allá”

El Capitán Alberto Philippi termina la entrevista leyendo unas estrofas de un poema de un camarada de armas que todo lo dice.

No sufras, Patria. Quienes no volvieron
están de centinelas a la vista,
cuidando tus derechos para siempre
en la quietud glacial de las garitas.
Allá quedaron, sin relevo, solos,
esperando que vuelvas algún día,
tras el turno más largo de las guardias,
tras la noche más cruel de las vigilias.

Coronel Ricardo Miró
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Alberto Philippi, Capitán de mar y aire. Piloto de ataque. Veterano de Malvinas.


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