Por Mariela López, integrante de la Red Sorora de Rivadavia.
El sexo es una categoría biológica brindada por la genética parental, que tiene sentido sólo en el mundo médico y legal; mientras que, el Género es una construcción en la que se mezclan normas culturales, formaciones históricas, influencias familiares, realidades psíquicas y deseos.
Esa amalgama de circunstancias no tiene intrínsecamente relación con lo aberrante, como es el hecho de la pederastia. Militar la igualdad y entender al género como construcción social, no es avalar por acción tales aberraciones.
Atacar a las políticas de igualdad de géneros es un ataque a la libertad, venimos hoy a defender el derecho de las personas a vivir su individualidad como quieran, derechos que están presentes en el artículo 19 de nuestra Constitución.
Desde el Observatorio de las Violencias de Género “Ahora Que Sí Nos Ven” se da a conocer el Registro Nacional de Femicidios a 9 años de la primera manifestación de “Ni una Menos” elaborado a partir del análisis de medios gráficos y digitales de todo el país, los datos son escalofriantes:
2544 femicidios.
1 femicidio cada 31 horas.
En el 85% de los casos el femicida pertenecía al círculo íntimo de la víctima.
El 63% de los casos tuvieron lugar en la vivienda de las víctimas.
2 de cada 10 de las víctimas de femicidio habían realizado al menos una denuncia.
En este marco, cabe preguntarnos ¿Para qué sirve la Educación Sexual Integral?
La ESI tan bastardeada, denostada y resistida por diferentes sectores de la sociedad, es la herramienta que tiene el estado para detectar, prevenir y resolver situaciones de violencia, abuso, además de asistir en cuestiones relacionadas con el género y las diversidades. A través de la Educación sexual integral, apoyados en la Ley Micaela, se ha podido concientizar sobre problemáticas como el Grooming. Es curioso que quienes dicen defender a las infancias, quitan recursos para la capacitación de los agentes públicos del Estado.
Volvamos a la figura legal de FEMICIDIO, y evacuemos algunas falacias en el discurso de quien hoy ocupa el cargo de presidente:
Técnicamente, el femicidio es un agravante en el delito de homicidio, esto es, un ataque a la condición de mujer, donde el autor es un hombre motivado por placer, codicia, odio racial, orientación sexual, expresión o identidad de género; demostrando en este acto una superioridad y una condición desigual de poder. Estas motivaciones deben ser demostradas y probadas en las instancias judiciales. Por lo que no es cierto que existe la tipificación penal arbitraria de femicidio.
Derogar el agravante de femicidio es un ataque directo a la sociedad.
Pues bien, ¿Quién impulsa esta agenda desde el gobierno? El actual ministro de Justicia, el doctor Mariano Cuneo Libarona es el más férreo defensor de esta medida, este funcionario público no es un desconocido en la sociedad argentina, durante los noventa, fue protagonista de lo que los medios de comunicación catalogaron como un “Confuso episodio” donde su entonces pareja perdió la vida, luego de denunciar las relaciones del abogado con el entonces funcionario Emir Yoma, investigado por corrupción y venta de armas. ¿Tiene autoridad moral para avasallar las conquistas de las agrupaciones feministas?
Hablemos sobre la base electoral del presidente que se compone de la siguiente manera:
Una parte de la sociedad descreída de los partidos políticos anteriores que veían una esperanza de mejora sobre todo en la economía.
Empresarios que buscaban reducir la carga impositiva y que sistemáticamente han hecho negocios con el estado al cual quieren reducir para desguazarlo y repartirlo hacia los privados.
Resabios de la dictadura militar y extremistas religiosos que se vieron seducidos por un relato anacrónico y denigratorio hacia el sistema democrático.
Jóvenes subempleados o desempleados, altamente tecnologizados que son rechazados o cuestionados en sus conductas o discursos machistas.
Excepto el sector que vio una esperanza en la anti política, el resto tienen algo en común: un profundo desprecio hacia las minorías, sean estas ideológicas o de género, que necesitan que se sostenga la discriminación, la feminización de la pobreza y la desigualdad para sostener el capitalismo salvaje.
No permitamos pasivamente que se apropien de la palabra Libertad, concepto tergiversado y bastardeado hasta el cansancio por el gobierno de turno. Milei no es liberal, pertenece a lo más fascista y rancio de la humanidad, que nos quiere hacer volver al oscurantismo, al odio y la violencia institucionalizados.