Barrio Norte y su historía de reinas, bailes y carnavales

Por Guillermo Correa *

Hoy les comparto el anteúltimo capítulo de este viaje por la memoria del Club Barrio Norte y su histórica esquina.

El Vasco vuelve a ser nuestro guía, llevándonos entre recuerdos de reinas, bailes, carnavales y momentos inolvidables que marcaron una época…

Y fue así como, entre charla y charla, el Vasco me fue haciendo una reseña de todo lo vivido en esos 20 años.
Pero claro, como todo chico, seguía teniendo curiosidad por algunas cosas.
—¿Qué eran esos cuadros que estaban colgados en la pared y en la vitrina, esa que había entre los dos ventanales? —le pregunté.

Eran todas chicas con una banda que decía “Miss Primavera CABN”.

El Vasco, con toda la paciencia del mundo, me explicó que se trataba de las reinas que el Club elegía durante cenas aniversario o bailes de la primavera.

La única condición: ser del barrio, o al menos familiar de alguien muy allegado al Club.

Eran elegidas por la comisión de turno y luego representaban a Barrio Norte en la Fiesta del Novillo, donde se reunían reinas de distintas instituciones del Partido de Rivadavia.

Tito me contó que había una corona especial para ellas, la misma que llevaban en cada una de esas fotos.

Si mi memoria no me falla, contamos alrededor de 19 cuadros.

Todas reinas elegidas durante los años en los que el Club estuvo en esa querida esquina.

Aunque la primera de todas fue Esther Pérez, allá por 1951, pero esa elección no fue en ese lugar.

El Vasco me nombró a cada una, incluso el año en que fueron coronadas. ¡Qué memoria tenía!

En un momento me puse a pensar en los nervios de esas chicas cuando escuchaban su nombre delante de todos. ¡Una vergüenza! —me imaginé—. Y ni hablar cuando desfilaban y la muchachada las miraba… seguro se sonrojaban todas.

Esos bailes y cenas eran una fiesta total.

El Club se vestía de gala, y la alegría se sentía en cada rincón.
Eran multitudinarios. En algunos, incluso, se presentaban grupos musicales.

En un momento, el Vasco se quedó callado, mirando hacia abajo, y esbozó una sonrisa.

—¿Qué te pasa? —le pregunté.

—No sabés lo que fueron los carnavales del ’63 —me dijo, y los ojos le brillaron—. Los organizó el Club. Se hacían en la calle, ocupaban dos cuadras y el palco se armaba en la esquina de Lorences.

Mucha gente, chicos disfrazados, carrozas, Rey Momo… ¡Qué lindos fueron! Inolvidables.

Todo el barrio estaba presente. Y fueron únicos, ya que era la primera vez que un barrio organizaba un evento así.

En su editorial del 23 de febrero de 1963, el Diario Tribuna Popular lo reflejó.

Ahí también se eligió una reina: Estela De Andrea, quien luego fue paseada en una carroza junto a las princesas.

Fue ella quien, al final, quemó el Rey Momo. Y mientras las llamas lo consumían, los muchachos del barrio —que lo habían construido— le gritaban entre risas:

—¡Tanto trabajo para que lo quemes en un ratito!

También recordó que en 1976 hubo otro carnaval organizado por el Club.
Si bien el Club ya no estaba en esa esquina, el Rey Momo se hizo en el viejo salón.

Era tan, pero tan grande, que no lo podían sacar.

—¡Tuvieron que desarmar las ventanas para sacarlo! —me dijo entre risas, agarrándose la cabeza—. ¡Qué locura tenían esos chicos!

Y mientras me contaba, yo miraba cada una de esas fotos: las reinas con sus bandas, los bailes llenos de gente, el Rey Momo imponente en la esquina…

Era como si todo volviera a cobrar vida frente a mis ojos.

Cada imagen tenía su historia, y cada historia, una emoción que se notaba en los gestos del Vasco.

Qué lindas historias. Cuántos momentos.

Pero entonces, el Vasco me miró y me dijo:

—Me queda contarte algo más… ¿Tenés un ratito más para prestarme atención?…

*Simpatizante, ex dirigente y colaborador del club