El diario Pagina 12 contó hace un tiempo la historia de vida de Toni un joven de un pueblo rural que, en la búsqueda de su propia identidad de género, enfrentó con coraje e inteligencia los prejuicios heteronormativos que lo rodean. Hoy lo vuelven a destacar ya en su trabajo y con su título universitario
LA HISTORIA CONTADA EN 2019
Toni Domínguez nace en Tres Algarrobos, un pequeño pueblo rural de la Pcia. de Buenos Aires. Le dicen Toni, y ya en su infancia muestra su irreverencia hacia los cánones impuestos.
Educado para no mentir, a los 11 le confiesa a sus padres su relación con un compañero de escuela, que dura más de dos años. A los 13 se muda con su familia a otro pueblo rural, aún más pequeño, llamado Sansinena, donde experimenta en carne propia la dura discriminación existente hacia las familias rurales de menores recursos, por lo que milita fuertemente para cambiar esta situación. Sufre la persecución por parte del director de la escuela pública donde asiste por su elección de género, pero aun así, avanza con su activismo político organizando un Centro de Estudiantes en esa institución educativa. Luego será representante de la juventud en el Municipio de Rivadavia. En los discursos que realiza, descubre el poder de la palabra como transformadora de la realidad.
Estudia Comunicación Social en la Universidad de La Plata y continúa con su lucha desempeñándose como integrante de la Dirección de Diversidad Sexual en la Facultad de Periodismo. Este micro cortometraje realizado por Pablo Luraschi y Guillermo Bartoletti, junto a Fermín Westtein y Martín Santori es parte de su historia.
TONI DOMINGUEZ 2021
En Buenos Aires, Toni Domínguez, egresada de la carrera de periodismo de la Universidad de La Plata (UNLP), docente e investigadora de esa misma casa de estudios, comenzó a trabajar en la Subsecretaría de Gestión de Espacios y Proyectos Especiales del Ministerio de Cultura de la Nación en enero de este año, también a partir de los cupos abiertos por el decreto presidencial. Todos los días llega desde La Plata al Centro Cultural Kirchner o a Tecnópolis, las dos sedes donde realiza su trabajo.
“Yo siento que acá hay un reconocimiento por mi formación, valoran mis conocimientos, los respetan, formo parte de las discusiones, pero en muchas otros espacios eso no sucede, todavía nos conciben como que solo podemos servir café o limpiar el piso. Le das media vuelta a ese discurso y de pronto termina siendo peor que el de la exclusión”, advierte.
“Es una forma de pedir perdón por parte del Estado. Reconocer la lucha de las organizaciones militantes y reconocer que se llegó tarde para un montón de compañeras que realmente podrían haber cambiado la realidad del país desde sus lugares”, añade Domínguez.
Domínguez cuenta que, al día de hoy, aún le siguen llegando ataques a través de mensajes privados en las redes sociales. “Me preguntan ‘¿y vos cómo llegaste ahí?’, no pueden concebir la idea de que estemos en estos lugares”, reflexiona y reformula la pregunta: “¿Quién llega ahí? todavía la incorporación sigue siendo poca y en algunos lados excluyente, yo creo que la inclusión laboral travesti trans en el Estado también tiene que ver con modificarlo desde adentro, con nuestra propia práctica. Yo milito desde adentro del Estado para transformarlo”, cuenta Domínguez, integrante de la Convocatoria Federal Trans y Travesti Argentina.
Domínguez recuerda la fórmula utilizada en los Códigos Contravencionales postdictatoriales para arrestar a las personas travestis – trans en la vía pública: “Ropa no adecuada al sexo”. “Nuestras compañeras se morían en los calabozos”, sentencia.