El domingo pasado, el rivadaviense Cristian Quiles se encontraba entrenando en la pista cuando sufrió un grave accidente. En este marco, el cuerpo médico del hipódromo local fue altamente cuestionado por su esposa Vanesa Cortela, ya que no sólo no disponía de un protocolo para actuar en estos casos sino que ni siquiera contaba con un profesional para primeros auxilios.
Quiles, quien hace alrededor de treinta años se desempeña como jinete, se encontraba vareando con su pura sangre horas antes del inicio de las carreras cuando el caballo se le echó encima. Le generó un traumatismo de cráneo que lo dejó inconsciente y casi sin signos vitales.
«En el momento que él se cayó estaba casi sin respiración, inconsciente, no había nadie que supiera hacerle los primeros auxilios ni tampoco un cuello para ponerle. Los de la ambulancia no sabían donde llevarlo: primer error, porque lo mínimo que tenés que saber es al lugar donde hay que trasladar en el caso de un accidente», relató Cortella.
«No sabían donde ir, nos llevaron al Hospital Rossi, llegamos y no nos abrieron la puertas directamente, pese a que el de la ambulancia les decía ‘está en mal estado, le cuesta respirar’. Nosotros tenemos obra social, así que le dije que me lleve a cualquier lugar porque Cristian estaba cada vez peor», señaló la mujer, y agregó: «Y en vez de llevarme a otra clínica u hospital volvieron para el hipódromo que no hay nada, en la sala no hay oxígeno ni un médico capacitado para atender primeros auxilios».
MÚLTIPLES DESPROLIJIDADES
Según Cortella, las desprolijidades del cuerpo médico del establecimiento fueron múltiples: «Como no le habían puesto ni siquiera el cuello ortopédico, yo le iba sosteniendo la cabeza y soplándole en la boca para ver si lo podía hacer respirar». En ese momento, debió interceder el delegado de los jockeys, Matías Guzmán, quien mediante amenazas logró que Javier Denis, el subadministrador del hipódromo, accionara y decidiera que se traslade a Quiles al Hospital Español.
«Si no aparecía Matías Guzmán, que se ocupó de que en seguida lo trasladen, hubiera pasado a mayores», reconoció la esposa del jockey, y añadió: «No están preparados para una profesión tan riesgosa. Al Español tardaron cuarenta minutos en llevarlo, llegó casi sin signos vitales ni siquiera retenía esfínteres por la falta de oxigenación, que le podía haber dejado secuelas cerebrales. No fue peor porque Dios no quiso, pero podría haber quedado cuadripléjico».
Info: Oeste Platense