¿Cuánto puede sumarnos la cosmética natural?


En nuestro país, y en muchos otros, la utilización de cosméticos de origen no químico está creciendo en favoritismo y no parece azaroso. Cada vez más consumidoras se benefician de utilizar productos libres y naturales que, lejos del mercado más clásico de belleza, prometen devolver bienestar sin dañar con sus ingredientes, elaboración y hasta packaging.

Remarcar la belleza, pero con cuidado y mimo, ese el fin directo que persigue la cosmética natural, y lo alcanza. Los laboratorios vienen escuchando el mensaje de las clientas y por eso se colocan cada vez más en el papel deseado: crear productos de rostro y cuerpo a partir de ingredientes vegetales.
¿El resultado? Cremas, lociones, perfumes, shampoos, maquillajes y tónicos como los que podés conseguir en: https://universogardenangels.com/collections/cremas-lociones que nos acercan y conectan un poco más con la madre tierra y su sabiduría ancestral, incluso para embellecernos y curarnos. La vieja y querida receta de la abuela, esa misma que por sabia, hoy vuelve reversionada.
Natural y eco, va más allá de una moda, es cierto, lo parecía al principio, pero dejó de serlo para asentarse, continuamente las marcas intentan, al menos, abrir un sector de su mercado hacia ellas. Solo en Europa, se estima que la preferencia hacia la cosmética natural, incluida el animal free que aboga por la no crueldad de las pruebas en animales, ha venido creciendo hasta por arriba de un 35% en apenas dos años.
¿Y por qué sucede? Básicamente, las especialistas consultadas concluyen en que las consumidoras de productos de belleza diarios están bastante hastiadas de la enorme cantidad de promesas de productos que en sus etiquetas mencionan tantas y tantas promesas como ingredientes que con cada vez más celeridad les producen alergias, dermatitis, rosácea y muchos otros trastornos y molestias, que terminan por revolucionarlas, incluso tratándose de primerísimas marcas.
Lo que quizás, la cosmética más tradicional y estándar no venía entendiendo es lo que le permitió abrir paso a las otras: las mujeres son distintas, cada una es única, y eso incluye sus necesidades de estética. Por eso, más allá de una cuestión moral o saludable, la vuelta a la naturaleza incluye mucho de toque personal, de sentir que al fin un producto se acuerda de lo esencial y se vuelve más afín. Es que, al fin y al cabo, lo natural cuida y no pone en riesgo: desinflama, hidrata, deslumbra, regenera, armoniza, es amigable con el ambiente.
Agradecemos a Blanca de Universo Garden Angels por brindarnos este artículo para nuestro portal

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