“Después de una guardia, noté algunos síntomas. Inicialmente no imaginé que esto podría estar relacionado al Covid si bien tenía altas chances de serlo. Finalmente, después de cuatro o cinco días de aislamiento y un hisopado, se confirmó el diagnóstico positivo”, relató Karina Bertini, teniente coronel médica. Su historia se transcribe en un video emitido por el Ejército Argentino que narra el impacto de la pandemia a través de testimonios de soldados voluntarios y personal médico que contrajeron coronavirus y se recuperaron.
Débora Vera, soldado voluntaria, dijo haber sentido mucha angustia porque no esperaba que le tocara a ella. “Me dijeron que me iban a internar. El día 23 quedé internada y el día 24 me avisaron que había dado positivo”, relató Rocío Fernández, otra soldado voluntaria. Ambas fueron atendidas en el Hospital Militar, donde otros profesionales médicos también se convirtieron en pacientes. Marianella Ramírez, teniente coronel médica, estuvo aislada durante 23 días en el séptimo piso del establecimiento, reservado para pacientes de coronavirus: “Inicié con síntomas leves. Pensé que era de la vacuna antigripal. Vine al hospital, me hisoparon y quedé internada”.
Cecilia Ruiz, por su parte, también teniente coronel médica, es un caso de contagio importado: “Realicé un curso al exterior para capacitarme en mi actividad de cirugía ginecológica. Por más que haya tomado todos los recaudos, cuando volví a Argentina me di cuenta que me había contagiado”. Federico Zenón, teniente coronel médico, debió asimilar emocionalmente la noticia de su infección. “El primer impacto es emocional. A mí me generó particularmente mucha angustia el pensar a quién pude haber contagiado”, explicó.
Su trabajo quedó, como cualquier orden de las acciones cotidianas, atravesado por el coronavirus. “Nosotros estamos atendiendo personal militar que realiza tareas de ayuda humanitaria, que son fundamentales en esta tarea”, contó Bertini, quien expresó que haber transitado la enfermedad la obligó a acercarse a sus pacientes, a experimentar las vivencias del otro lado. “Habitualmente nosotros no estamos acostumbrados a padecer las enfermedades, sino a acompañar y a sanar a los que están enfermos”, dijo: esta vez, la situación fue distinta.
En la misma línea, reflexionó Ramírez: “Haber tenido la enfermedad me hizo ver al paciente de otra manera, tener mayor empatía y entenderlo desde otro lado”. La doctora también subrayó que encontró el sentido de su contagio en la donación de plasma: así pudo ayudar a los pacientes de otra manera, de un modo distinto a su vocación. “Pudimos hacer el dosaje de anticuerpos en sangre y ahí me di cuenta que tenía la capacidad de donar plasma. Era la manera más fácil de retribuir la situación que yo había pasado tan airosamente”, contó también Ruiz.
“Se considera que los médicos y el personal de salud estamos en la primera línea. Pero considero que hay otra línea que está por delante de nosotros: todo el personal de las Fuerzas Armadas y el personal de seguridad que está trabajando con la gente en los barrios. Son ellos los que están muy expuestos”, remarcó Zenón, quien celebró que el nivel de contagio de personal de salud en el Hospital Militar haya sido bajo. “Contamos con el equipo de protección adecuado y fuimos entrenados para cuidarnos”, argumentó.
Bertini desarrolló el concepto y valoró la sostenibilidad del esquema sanitario del establecimiento: “Si bien en la sanidad militar tenemos casos de contagios positivos, lo bueno que podemos rescatar es que en realidad estos casos son los esperables, no superaron la capacidad de respuesta del sistema sanitario y generalmente son casos leves que han evolucionado favorablemente”. El video, firmado por el Ejército Argentino, lleva por nombre “en la piel del otro” y alterna imágenes del frente, el laboratorio y los pasillos internos del Hospital Militar, y las acciones de asistencia de los soldados en zonas vulnerables.
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