Desde hace unos meses la agresividad de los grupos criminales ha aumentado en Caborca, Sonora. El pasado fin de semana, la entidad atestiguó el ataque contra una familia — cinco heridos y tres muertos, entre ellos una menor de edad —en el sector conocido como Las Playitas.
El objetivo de la agresión, se presume, era Juan Francisco Herrera Ortiz, alias “El Brujo”, de 34 años, quien viajaba en una camioneta Ford Escape azul junto con su familia.
El vehículo recibió múltiples disparos de bala que alcanzaron a “El Brujo”, su esposa, de 30 y su hija, de 9. El blanco de la agresión tenía un extenso historial relacionado con el Cártel de Sinaloa.
En el ataque también resultaron heridos cuatro menores entre dos y 15 años, así como una mujer, de 21, identificada como Joselyn Sarai “N”. Una niña de dos años salió ilesa.
Las imágenes de la masacre han circulado en redes sociales, en ellas muestran la brutalidad con la que opera el crimen organizado en la zona. Pese a ello, la matanza sólo supuso un expediente nuevo, una tragedia más con la que desayuna el país.
El caso del múltiple asesinato no ocupó la portada de ningún periódico o la conferencia de prensa de alguna autoridad, pero la espantosa noticia sí quedó regada en algunas narcomantas supuestamente colocadas por el Cártel de Caborca, que dirige Rodrigo Omar Paz Quintero, de 44 años de edad, sobrino del Rafael Caro Quintero “El Narco de Narcos.
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