La aparición de algo tan diminuto como un virus en China, del otro lado del mundo, complicó algo tan grande como lo es un lanzamiento de un satélite. La nueva joya de ingeniería argentina, el flamante satélite Saocom 1B, tenía todo listo para despegar el 30 de marzo último. Pero la pandemia por el nuevo coronavirus SARS-CoV-2 que generó la enfermedad COVID-19 debió suspender el lanzamiento y posponerlo para más adelante, cuando toda una delegación de técnicos argentinos estaba en Estados Unidos ultimando los detalles operativos.
Los días se transformaron en semanas y las semanas en meses. Al final, debieron pasar casi 4 meses para que la empresa espacial SpaceX diera luz verde a la misión y permitiera que el equipo soporte de 18 ingenieros argentinos, pudiera viajar a los Estados Unidos para ajustar todos los detalles de la complicada operación de lanzamiento del más avanzado satélite argentino construido, junto a su gemelo Saocom 1A, que ya orbita la Tierra en forma exitosa desde hace 2 años.
Pero el permiso dado por la empresa del multimillonario innovador estadounidense, Elon Musk era solo el comienzo de la nueva aventura en la que los especialistas argentinos se embarcarían, debiendo sortear todas las nuevas trabas que el coronavirus ha impuesto en el mundo desde su aparición hace 7 meses.
“Un grupo de 18 especialistas argentinos viajamos a Estados Unidos para preparar el lanzamiento del nuevo satélite Saocom 1B, que completará la Misión Saocom, junto al 1A que ya está en el espacio funcionando correctamente. Para llegar a esta instancia debimos afrontar varias trabas y problemas, pero estamos en el buen camino y tenemos todo listo para el lanzamiento programado para el sábado 25 de julio”, explicó a Infobae el ingeniero Raúl Kulichevsky, director ejecutivo y Técnico de la Comisión Nacional de Actividades Espaciales (Conae) y cabeza de la misión argentina.
Además del grupo, que está ahora en las instalaciones de SpaceX en Cabo Cañaveral, Florida, se encuentran trabajando expertos en el Centro Espacial Teófilo Tabanera (CETT), ubicado en Córdoba; también en la sede de Conae en Buenos Aires y en la de Invap, en Bariloche. “Por eso, y para lidiar con esta pandemia, tuvimos que rediseñar procedimientos que ya estaban definidos, diagramar nuevos turnos rotativos de personal, a fin de tener dos o más equipos que hagan las simulaciones de operatividad del satélite en órbita, para que no se crucen ante un posible contagio de COVID-19. Toda la campaña es un desafío. Se debieron repensar muchas cosas, como rearmar y robustecer todos los sistemas de internet, para que en todos los sitios la comunicación sea fluida y exitosa”, contó Kulichevsky.
El viaje a Estados Unidos también fue inusual. “Dentro del avión éramos casi los únicos y realmente fue shockeante llegar al aeropuerto de Miami, uno de los más transitados del mundo y verlo vacío. Estaba solo para nosotros. Fue una experiencia increíble y era el puntapié de una serie de eventos que nos marcarían a cada minuto que estábamos en el país donde más fuerte ha golpeado la pandemia hasta ahora en el mundo”, se sinceró el director de la Conae.
Gabriel Absi, jefe del Área Espacial de Invap en San Carlos de Bariloche, lugar donde se construyó el satélite argentino, relató el complejo protocolo de seguridad que debieron atravesar en su viaje a Estados Unidos. “Para esta campaña, programamos un protocolo para las distintas etapas del viaje que vamos a ir atravesando, desde nuestra salida desde Bariloche, pasando por Buenos Aires y llegando en avión a Miami, para luego trasladarnos al Centro Espacial Kennedy, en Cabo Cañaveral”, relató.
“Hicimos un hisopado cinco días antes de salir, que nos dio negativo a todos, lo que nos permitió viajar a Buenos Aires. Al llegar a Miami, debimos tomar 9 vehículos con destino a Cabo Cañaveral, ya que solamente íbamos 2 integrantes de la misión en cada auto, para preservar la distancia social necesaria. Al llegar al hotel, tuvimos que permanecer encerrados por 8 días en cuarentena, comiendo en su restaurante o pidiendo deliverys con el fin de restringir todas las salidas. Luego, hicimos 2 hisopados en días seguidos para estar habilitados a ingresar a las instalaciones de SpaceX en Cabo Cañaveral para iniciar la campaña del Saocom 1B”, completó Absi.
En su estadía en el hotel, todo el equipo debió completar una planilla online donde cada uno detallaba cada día información sobre su temperatura corporal y el aviso temprano de síntomas que podrían vincularse con el coronavirus. En su mayoría, las reuniones debieron hacerse por internet, cada uno conectado desde su habitación. Si se cruzaban, debían respetar la distancia social, con barbijos y otros elementos de protección. Y por las tardes hacían un registro de todas las personas con las que habían tenido contacto estrecho, si es que sucedía.
Los 2 hisopados por PCR a los 18 especialistas argentinos dieron negativo, lo que les permitió poder ingresar a las oficinas del Centro Espacial Kennedy y comenzar a trabajar en la puesta a punto del lanzamiento del satélite una vez que es liberado del poderoso cohete Falcon 9 de SpaceX, como las simulaciones de puesta en órbita, conexión con las estaciones terrenas argentinas y de otros países, despliegue de la enorme antena radar de 35 metros.
“Somos el primer lanzamiento internacional o no estadounidense para SpaceX. Fue todo un desafío lograr esta fecha cercana a la de marzo en plena pandemia. Además, no fue fácil rearmar todo el equipo de argentinos que trabajan para esta misión. Algunos no pudieron viajar y otros tuvieron y tienen complicaciones familiares en Argentina a raíz del virus. Quiero destacar el apoyo de todas las familias de quienes trabajamos en esta importante misión satelital para el país. Lo estamos logrando por el compromiso para que el Saocom esté en órbita, y por el apoyo familiar que tenemos. El acompañamiento es fundamental para el éxito de esta misión”, expresó con orgullo Kulichevsky.
“Debido a las condiciones impuestas por la pandemia, tuvimos que redefinir todas las tareas que realizamos en Cabo Cañaveral, desde la forma en que nos movemos con el grupo, la distribución de las oficinas en los lugares donde nos hospedamos y hasta cómo interactuamos con los técnicos de SpaceX”, indicó el experto.
Leandro Groetzner, Gerente de Coordinación de la Conae, detalló que la aplicación del protocolo de seguridad e higiene continuará hasta la puesta en órbita al satélite, así como durante el regreso de los ingenieros a la Argentina y sus primeros 14 días en el país. Las medidas también alcanzan a los profesionales que brindan soporte a las operaciones de manera remota desde la Ciudad de Buenos Aires y las provincias de Córdoba y Río Negro.
“En marzo, cuando la cuarentena era muy reciente, el equipo de profesionales de CONAE e INVAP estaba en Estados Unidos participando de la campaña de lanzamiento, que había sido anunciada para fines de ese mes. La aparición del virus y la cancelación del lanzamiento generó cierta angustia entre los ingenieros argentinos. Por eso, una vez que retomamos el lanzamiento, nos propusimos hacer un protocolo para llevar tranquilidad a quienes iban a viajar como parte de la campaña, proveyendo información y garantizando sus condiciones de trabajo”, precisó Groetzner, que indicó que también se designó a un representante de seguridad e higiene para que viaje a Estados Unidos y pueda asesorar y controlar que los integrantes de la campaña respeten el protocolo.
“Nos basamos en todas las definiciones que establece el Ministerio de Salud de la Nación, tratando de compatibilizar con el protocolo establecido por SpaceX y las medidas de seguridad adoptadas por el gobierno de Estados Unidos”, relató, y ejemplificó: “Las autoridades estadounidenses establecieron como síntoma de COVID-19 una temperatura corporal de 38 grados, mientras que en la Argentina es de 37,5. El distanciamiento en EE.UU. es de 1,8 metro y acá 2. Allá el contacto estrecho es cuando estás a esa distancia por un tiempo prolongado, mientras que acá está especificado en 15 minutos. Por lo cual si bien capacitamos a los ingenieros en relación a las medidas adoptadas por cada país, decidimos que durante la campaña deberán respetar las políticas de la Argentina, aún estando en Estados Unidos”.
Un satélite innovador
“Con el lanzamiento del SAOCOM 1B, la Argentina completará la Misión SAOCOM, pensada para ofrecer soluciones a problemáticas locales que hasta hoy no pueden ser satisfechas con información de otros satélites. Además, con esta misión satelital nacional, el país se posiciona en un selecto grupo de países capaces de desarrollar la tecnología radar para uso espacial”, destacó el director de la CONAE, apuntando al desarrollo de las antenas radar que poseen los satélites SAOCOM, compuestas por siete paneles con una superficie total de 35 m² y un peso de 1,5 tonelada. Se trata de un instrumento activo que trabaja en la porción de las microondas en banda L del espectro electromagnético. Estas características hacen que los satélites SAOCOM sean especialmente útiles para prevenir, monitorear, mitigar y evaluar catástrofes naturales o antrópicas.
“Cualitativamente estamos en un selecto grupo de países que puede desarrollar satélites de radar y en otro grupo aún más selecto que cuenta satélites con instrumentos de radar en banda L”, dijo Kulichevsky, y explicó que este instrumento diferencia a los satélites SAOCOM respecto de otros que utilizan imágenes ópticas.”El desarrollo de la tecnología radar, que es más compleja, implicó un gran desafío para la Argentina porque, al no contar con antecedentes en el país, tuvimos que empezar prácticamente de cero”, enfatizó.
“Todo esto hace que tengamos un satélite que puede satisfacer necesidades propias del país. Están pensados para nosotros, lo cual hace a una diferencia cualitativa muy significativa respecto de otros satélites”, dijo, y tomó como ejemplo el trabajo conjunto que la CONAE realizó con el INTA para poner a disposición de los productores agropecuarios un conjunto de aplicaciones que podrían mejorar sus decisiones de manejo sobre los cultivos. Del mismo modo mencionó las acciones que se llevaron a cabo con otros organismos como el Instituto Nacional del Agua y los sectores especializados en gestión de emergencias y salud.
Ecosistema de valor
El proceso de desarrollo de la Misión SAOCOM también permitió que la Argentina afiance un ecosistema de gran valor para la industria espacial, compuesto por organismos públicos, empresas y otros actores del ámbito privado, que trabajaron en conjunto para avanzar en el proyecto. En este sentido, el director de la CONAE se refirió a los casos de INVAP, principal contratista, que a partir de este proyecto desarrolló su sector espacial, y de la Comisión Nacional de Energía Atómica (CNEA), que hoy integra los paneles solares de uso espacial, así como el grupo GEMA, de la Universidad Nacional de La Plata, y la empresa Ascentio. Asimismo destacó la inversión que se efectuó para crear, en el marco del la Misión SAOCOM, el Laboratorio de Integración y Ensayos (LIE), en esas intalaciones la empresa VENG S.A. manufacturó la antena radar, y es una capacidad instalada que ayudará a avanzar en el desarrollo de nuevas generaciones de satélites.
“Hoy contamos con un piso a partir del cual podemos encarar los desarrollos futuros con profesionales, infraestructura y experiencia que es parte del legado SAOCOM”, afirmó. “Claramente estamos posicionados en un lugar de privilegio al contar con dos satélites de tecnología de radar y con la capacidad de procesar información satelital, con estaciones terrenas propias, profesionales que pueden desarrollar aplicaciones y una industria nacional capaz de dar soporte para los desarrollos propios”, finalizó.
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