Con 20 años, Vittorio Rosti tenía un futuro promisorio dentro del rugby argentino. Los tres mundiales con Los Pumitas lo avalaban. Pero un día decidió cortar de cuajo su relación con el deporte profesional. Abandonarlo. Dos motivos lo inquietaron: terminar la carrera universitaria que se había planteado y “estar más tranquilo mentalmente”. Pocos meses antes, había decidido contarle a su familia, amigos y compañeros del club su orientación sexual.
“Lo que uno siempre siente ante estas situaciones es miedo a que te rechacen. A que te dejen afuera del equipo, a que tus amigos de tu misma camada, mismo club, el ambiente del deporte te rechace. Hoy en día está mucho mas relajado todo. Las nuevas generaciones ya vienen con una mentalidad mucho más abierta y tienen más integrado el tema de la homosexualidad”, relató su experiencia a cuatro años de haberse alejado del rugby profesional para priorizar la carrera de ingeniería química.
Rosti jugó en Duendes de Rosario y participó en tres mundiales juveniles (2013, 2014 y 2015) con Los Pumitas. Varios compañeros de aquella etapa hoy son figuras de Los Pumas y brillan en Jaguares como Tomás Lavanini, Pablo Matera, Tomás Lezama, Emiliano Boffelli o Julián Montoya. “No hace a la persona ni cambia quién es, es simplemente otro aspecto de su vida. Pero sí, no es fácil contarlo dentro de un vestuario. Me pasó que no lo pude decir yo, me lo tuvo que preguntar un amigo del club. Como: ‘Che, ¿esto qué onda?‘. Le terminé contando y le agradecí mucho ese día que me lo haya preguntado, me sacó un peso de encima”, revivió el ex tercera línea en diálogo con el programa radial La Central Deportiva que se emite por Cadena 3 de Santa Fe.
“La respuesta que encontré yo fue totalmente positiva. En su momento no lo hice abiertamente a todos, se los fui contando de a poco a algunos. De todas formas, las noticias corren muy rápido y en el club ya se sabía. En ningún momento me cambiaron el trato”, aclaró el nacido en Pergamino que actualmente se mudó a Buenos Aires.
En las últimas semanas, Rosti compartió en sus redes un mensaje en el Día Internacional del Orgullo Gay: “Vive como si nadie estuviera viendo, con la frente en alto y el pecho lleno de orgullo. Valentía hace falta para enfrentar un mundo que no está preparado para lo que no le gusta, pero como solían decir, ‘cada vez somos más’, y llegamos para quedarnos y hacer ruido. Peleamos por nosotros y los que vienen, honrando a los que ya lo hicieron. ¿Puto? Re, y con orgullo”.
Esa vía de comunicación también es el lugar donde muchos jóvenes lo contactan para hablarle sobre su experiencia y expresarle las problemáticas que viven: “Me pasa de recibir mensajes por Instagram de chicos, juveniles, de M-15 o M16, preguntándome: ‘Che, me pasa esto, no sé qué hacer, tengo miedo de contarle a mis amigos. Con esas preocupaciones que recuerdo que yo también tenía cuando era adolescente. Como esa necesidad de ‘ayudame, no sé qué hacer’. Está bueno que se visibilice para que se pueda relajar y su mismo entorno lo pueda ver y diga, no pasa nada”, explicó.
“Tomo el papel que me toca que es contar mi experiencia. Les cuento mi experiencia y les digo: ustedes sean ustedes porque nadie más va a vivir por ustedes. Si a alguien le interesa que sea gay, realmente no tiene ninguna importancia en su vida, ya se van a ir alejando y se van a ir rodeando por personas que realmente los quieran por lo que son. Ya se van a encontrar”, expresó.
En su relato recordó que muchos de sus compañeros lo hicieron “sentir mucho cariño” cuando les contó sobre su orientación sexual y hasta intentaron convencerlo que no deje de jugar: “Sé que a todos no les ha pasado parecido. Tengo un amigo que le pasó esto hace diez años y la respuesta fue completamente diferente. Lo empezaron a dejar de lado”.
“Mi mayor miedo era que lo sepan las personas más grandes del club, los referentes, los capitanes, que jugaban conmigo en primera. Por ahí era lo que más temor me daba. En uno de mis últimos partido, jugamos, ganamos y en Twitter siempre hay gente dispuesta a tirar odio. Habían hecho un comentario etiquetándome haciendo alusión a eso. En respuesta salió a defenderme Maxi Nannini, que es un referente total del club. Yo dije: ¡qué bueno esto que está pasando! Que se empiecen a dejar de lado ciertos aspectos que en otro momento hubiesen sido determinantes”, dijo.
“Recién en 2015 salí del clóset con mi familia y amigos más cercanos. En el 2016 estaba atravesando una parte de mi vida que necesitaba estar más tranquilo mentalmente y este miedo, por más que sabía que no existía, uno lo sigue teniendo igual. Necesité un break de esto, relajar la cabeza y estar más tranquilo. Por otro lado, cuando dejé Pumitas me había planteado como que no quería ser deportista profesional. Me encanta el deporte, lo quiero hacer como diversión, pero no quiero dedicarme toda mi vida a esto”, detalló sobre las decisiones que lo empujaron a dejar la actividad profesional.
Sin embargo, el amor por el rugby sigue presente para él y tiene en mente una manera de retomar el deporte que combinará su deseo de luchar por el avance de los derechos de las personas: “Hace poco tiempo estaba hablando con otro amigo, el que la pasó mal hace 10 años, de unirnos a un equipo de rugby, un equipo homosexual, que juegan en una liga de acá para visibilizar un poco más”.
Rosti explicó que “los comentarios del gay” están en todos lados y explicó cómo convivió con eso: “En mi casa nunca se hicieron comentarios homofóbicos, pero en el colegio, en el club, a donde fuera, siempre está el comentario”.
“Yo lo tenía como normalizado, pero todas las noches me iba a dormir y me quedaba pensando, maquinando, una hora antes de poder dormirme. Sobre todo en estas situaciones. Cuando empecé a hablar con otra gente me decían no es normal que te quedes maquinando una hora, lo normal es que te vayas a dormir y te duermas. Cuando caí en esa ficha dije, bueno es algo que tengo que resolver sí o sí”, revivió sobre las distintas etapas que tuvo que atravesar.
“No es una elección, porque si fuera una elección todos elegiríamos lo más fácil. No tener que pararte ante la familia, los amigos y decir algo que en algunos momentos es incómodo o que sentís que puede dañar los sentimientos de tus padres o lo que sea. Pero sí se elige cómo vivirlo. Hasta los 19 años estaba totalmente en el clóset. Mucho mambo mío interno, que dije yo no puedo más. Y eso que salí del clóset bastante joven. Hay gente que hasta los 38 o 40 años sigue viviendo esa vida tapado”, contó.
En medio de la lucha por visibilizar estas situaciones, el ex Pumitas pidió por mayor educación: “Es tema de visibilización y de educación. Es una faceta más de la persona y no cambia nada de las capacidades deportivas o como persona. Todos te preguntan: ¿pero en el vestuario tus compañeros no te decían nada? Son mis amigos, no te cambia en nada. Son hermanos ya. Ese es el gran miedo que tienen todos los que juegan al rugby o cualquier deporte”.
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