Hay, entre otros, indicadores positivos que muestran que se está produciendo 5% más de terneros por vaca
El negocio de la ganadería vacuna en la Argentina tiene un futuro alentador. A pesar de que en la última década el desarrollo de la producción nacional ha sido menor que la mayoría de los países de la región, hay un segmento de productores que están adoptando tecnologías que permitieron mejorar los indicadores de impacto real y, también, hay un sector de la industria que se ha modernizado y adaptado a las necesidades del mercado doméstico e internacional.
Esto se demuestra leyendo la relación entre los terneros producidos en la Argentina sobre el total de vacas, que pasó de 62% en 2013 a 65% en 2023. A su vez, la producción de carne se incrementó de 2,82 a 3,29 millones de toneladas en el mismo periodo de diez años. Si contrastamos estas variables positivas con la evolución de cabezas del rodeo, encontramos que en 2013 teníamos 52,4 millones de cabezas y actualmente se mantiene en 52,8 millones. La estadística infiere que con la misma cantidad de animales estamos produciendo 5% más de terneros por vaca y 16% más de kilos.
Este análisis no implica que estamos bien y, menos aún, que no haya que apretar el acelerador en las variables que tienen influencia positiva en el valor agregado de la cadena. La cuestión es identificar esas variables y apuntalar con políticas públicas en esa dirección.
No deberíamos seguir insistiendo en el aumento del rodeo mediante la retención de vientres, cuando el problema principal es que no tenemos comida para todas las vacas y necesitamos que estas produzcan más terneros que se desarrollen mejor y en menor tiempo para ser novillos terminados entre los dos y tres años de edad. También es cierto que hay tecnologías de manejo que ayudan a aprovechar mejor el pasto, que es el principal alimento de los vacunos, y ese aspecto también debería ser potenciado desde la administración pública.
Hay un buen trabajo de Fernando Canosa, consultor de la Rural, que evidencia el problema y muestra la solución en el balance forrajero nacional. También el técnico de CREA, José Lizzi, explica cómo la ganancia de peso individual de los animales impacta de forma determinante sobre los indicadores de producción nacional en vez de seguir amontonando vacas sin darles de comer lo suficiente. Este camino es el eje central para la mitigación del cambio climático porque con menos animales emitiendo gases de efecto invernadero producimos mayor cantidad de kilos.
La libertad de comercio y libre exportación son las bases que están dinamizando el horizonte del negocio ganadero mediante la mejora real en el precio del producto, que se incrementará cuando se unifique el tipo de cambio y se eliminen las retenciones a las exportaciones y restricciones de peso de faena del resto de las categorías. El costo de la carne para el consumidor argentino deberá cambiar de enfoque y pasar a contemplar en forma integral el complejo proteico de las tres principales carnes dejando atrás este dato contaminado de populismo.
También contribuirá a una cadena fortalecida en el tiempo la apertura de todos los destinos de exportación y negociación arancelaria que nos ponga en igualdad de condiciones con nuestros competidores, para lo cual hace falta el apoyo de la política desde lo más alto.
El desafío de la industria frigorífica es enorme y el Estado tiene que articular y financiar al sector para aumentar el número de plantas con habilitación para exportar a múltiples destinos a la par del mejoramiento del estándar sanitario para aquellos empresarios que elijan ser parte del nuevo contexto de negocio.
La formalidad impositiva, sanitaria y previsional van de la mano, no existe una sin la otra y, con un horizonte clarificado de rentabilidad, los organismos públicos están preparados para garantizar el control a lo largo de toda la cadena que estará apuntalada sin duda con baja de impuestos. El horizonte macroeconómico es extraordinario y la base de empresarios que saben identificar esta oportunidad es muy potente. El sector privado está produciendo el cambio y el Estado generando el contexto para el desarrollo y la modernización.
Estamos listos para cocrear un ejemplo de reconversión y adaptación para desarrollar la cadena de carne vacuna y competir en el escenario mundial.
El autor es productor agropecuario y exdirector nacional de Producción Ganadera
Por Belisario Castillo
Fuente: La Nación