Durante todo el año he recibido llamados de funcionarios del gobierno nacional y provincial, lo que no es nuevo, me llaman hace muchos años por lo mismo…
…La secuencia es la misma: me felicitan por mi trabajo y luego viene el mangazo: “Nos gustaría que nos dieras algunas pautas de cómo hacer tal o cual trabajo, vos que conoces tanto la provincia, podrías escribir, hacer un proyecto”.
Punto uno: ningún funcionario conoce el territorio que dice representar, lo cual es grave porque están allí precisamente porque deberían ser las personas más capacitadas para trabajar en el territorio.
Punto dos: nunca tienen presupuesto. La plata, es sólo para ellos. No sea cosa que deben compartirla.
Punto tres: para ellos, el trabajo externo, el trabajo del “otro” debe ser siempre gratuito. En resumen: a esta altura del año he viajado más que cualquier funcionario, he visto –como siempre lo he hecho- el corazón del mapa del olvido bonaerense, y como soy una persona que quiere aportar, esta vez sí los asesoraré en forma gratuita: señores y señoras, salgan de sus casas, de sus escritorios, son trabajadores esenciales como yo. Así como lo hicieron en campaña, que viajaban y se sacaban fotos en todas partes, pues hagan lo mismo ahora. Viajen. Gasten su dinero (que es nuestro) en viajar y conocer la realidad, no me llamen a mí para que se las cuente. Vean cómo está la provincia.
No se detengan, duerman en hoteles ruteros para no perder tiempo, como los hacemos nosotros los periodistas, hablen, oigan, fundamentalmente oigan. No tengan miedo de ver la realidad. Nunca es mala, lo que sí, no perdona. Les advierto: no serán bien recibidos, pero generalmente ustedes son caraduras, y están capacitados para el escarnio.
Acepten la cachetada, se la merecen por estar ausentes en todo el territorio durante toda la pandemia. Sólo de esta manera, sabrán el daño –en algunos casos irreparable- que ha causado su inmenso desinterés y abandono durante una de las crisis más grande de nuestra historia. Cuanto más se los necesitaba, no estuvieron.
Esto no es novedad porque nunca lo están, pero esta vez, había que demostrar o actuar un poco de humanidad. Yo, que he estado ahí, conozco el dolor y el desamparo que se siente en la mesa de una familia que debió cerrar un emprendimiento, oír el llanto, contenerse para no abrazarlos, pero también conozco la esperanza que anida en los pequeños pueblos.
No serán bien recibidos, les vuelvo a advertir, pero cuando los vean ahí, podrán comenzar a crear un puente que nunca será de amistad pero sí un comienzo, al menos habrán dado la cara, que no es poco, y será el inicio de algo positivo que dependerá sólo de ustedes.
No les pidan más esfuerzo a nadie, el esfuerzo lo deben hacer ustedes que han estado cómodamente haciendo sus zooms durante todo el año en crocs en los livings de sus casas, mientras otros nos arriesgábamos para mostrar la realidad, caminando por una provincia que se quiebra. Sé que no es fácil, porque deben demostrar que les interesa.
Para terminar: cuando me llamen, a mí “que conozco tanto la provincia”, o a cualquier ciudadano y les pidan un trabajo o un proyecto, entiendan que el tiempo tiene un valor. Nadie trabaja gratis. Si alguien debería hacerlo sería ustedes, los que durante la pandemia cobraron para estar delante de una pantalla y decir que trabajaban. No los quiero aburrir, una última: muévanse. Ya es hora.
Por Leandro Vesco