La enfermera de América que sufrió un accidente el 11 de enero pasado cuando manejaba una moto y chocó con una camioneta, ya lleva tres meses internada en un hospital de Capital Federal. Después de que le fuera amputada parte de la pierna la mujer abrió su corazón y contó en Radio Master 102.1 lo difícil que se hace soportar los momentos que esta viviendo
¿Cómo estás después del accidente que sufriste el 11 de enero y que te ha dejado allí en un hospital en Capital Federal? preguntamos a lo que Erika dijo “Se puede decir que cansada. Un poco bastante cansada. La distancia, creo que es lo principal más feo de todo esto. Si bien me tenían que traer sí o sí a un hospital de mayor complejidad, creo que es la parte más fea. Estár lejos. Lejos de tu casa, de tu familia, de tus hijos, de tus allegados. Que te saquen de un día para el otro de tu lugar. Y creo que eso es también una de las cosas que más complica. Que se tengan que estar turnando, mi familia. En este caso, mi mamá y mi hermano. En un principio vino mi mamá, después vino mi hermano, después vino mi mamá. Ahora estuvo mi hermano. Mi hermano se fue hoy. Y, nada, la distancia complica todo. Creo que no debo ser la única. Que todo el mundo debe estar igual. Que no hay sueldo que alcance”.
La mujer contó que fue un gran golpe cuando los médicos le dijeron que debían amputarle parte de la pierna derecha debido a problemas circulatorios “Al ser enfermera veía día a día en Junín las curaciones y ya me había dado cuenta que el pie no estaba bien. Ya se había puesto cianótico, negro. Me he dado cuenta que cuando se acercaban al lado de los pies de mi cama se ponían barbijos y era por el olor. Mi mamá también me supo contar que salía olor de mi pie, feo. Nada más que yo estaba con tanto olor en la cadera, pero lo que menos me puse a fijarme fue en los olores. Yo viéndolo ya me daba cuenta que el pie no estaba bien y ya me habían dicho que había un 80% de posibilidad de amputación. Entonces es como que en ningún momento me hice la ilusión de que el pie iba a estar bien o que iba a recuperar el pie. La amputación fue por debajo de la rodilla. Estuve 15 días con los tutores en las caderas. Los tutores fueron para inmovilizar la cadera, para tener el menor posible movimiento de los huesos y los fragmentos de hueso que estén sueltos porque la fractura fue en una parte también muy vascularizada. Entonces estuve en todo momento, y hasta el día de hoy, en cama”.
En el mismo sentido, Erika sigue diciendo “Estuve un mes y pico acostada boca arriba, hasta que me llegó el material quirúrgico para operarme de la cadera. Bueno, fue una operación bastante compleja de ocho horas. Muy dolorosa de recuperación también. Hoy en día, gracias a Dios, los dolores leves y tolerables. Con medicación estoy bien. Después tengo en la pierna izquierda lesiones del nervio ciático. Justamente antes de ayer me hice un estudio que se llama electromiograma, que es donde se ve con actividad eléctrica hasta dónde hay daño y hasta dónde no. En el nervio ciático. Bueno, hoy me dieron los resultados. Tengo, como quien dice, la mitad de la pierna dañada del nervio y la otra mitad no. Hay partes que me responden y hay partes que no. Lo que no me saben decir es si el daño es permanente o temporal. Tengo que seguir y seguir con la quimiotología, con la rehabilitación, hasta ver hasta dónde sigo sin movilizar el pie. Por ejemplo, yo muevo los dedos para abajo, pero no los muevo para arriba. Yo quiero levantar la pierna. Hago un leve impulso con la rodilla para arriba, pero no despego la pierna de la cama. Acostada, pero sentada. Bueno, en este último mes, en estos últimos 20 días, me empecé a poder acostar de costado. Pude sentarme con ayuda de los kinesiologos y sentada tengo un poco más de movilidad, pero de la rodilla para abajo puedo levantar el pie. De la rodilla para arriba no”.
La joven que es empleada municipal en el Hospital de Rivadavia manifestó que está recibiendo apoyo económico del municipio y que tiene cobertura de ART, aunque hay preocupaciones sobre los costos de su tratamiento de kinesiología y otros gastos relacionados con su condición. Ya que una
paciente politraumatizada enfrenta dificultades para recibir la kinesiología adecuada debido a la falta de material donde se encuentra internada. Ha tenido que adquirir equipo por su cuenta, como mancuernas y bandas elásticas, para poder hacer ejercicios en cama.
Erika a pesar de sus problemas de salud, muestra una actitud comprensiva hacia el conductor del vehículo que protagonizó su accidente, reconociendo que nadie espera tener un accidente. Ha mantenido en los primeros momentos comunicación con él, aunque luego el muchacho dejó de comunicarse y brindarle ayuda mientras ella se concentra en la recuperación. En parte del relato, la mujer dejó su percepción de la situación que incluye sentimientos de injusticia al ver al conductor con una vida normal mientras ella lucha por su salud a cientos de kilómetros de distancia y prácticamente sola.
En otra parte de la entrevista con el periodista Ricardo Novo, la vecina de América cuenta su trizteza por no poder estar presente para que sus hijos estuvieran en su primer día de escuela. Ellos no fueron debido a la falta de útiles escolares. Erika relata además de sus problemas de salud y las dificultades económicas relacionadas, señalando que no tiene relación con el padre de sus hijos y que él se niega a aceptar ayuda de la comunidad.
A pesar de la distancia y las circunstancias complicadas la mujer se las arregla para manejar sus finanzas con la ayuda de su hijo mayor, a quien le envía dinero a través de cuentas de pago. A pesar de las dificultades económicas y emocionales, se siente apoyada por amigos, familiares y colegas. Ella está buscando maneras de ayudar a sus hijos con sus necesidades, y aunque enfrenta limitaciones, intenta mantener la comunicación y el bienestar de su familia. También muestra gratitud hacia los médicos que la han atendido