“Se mostraron fotos sectorizadas enriquecidas con mentiras, agravios e ignorancia o, en todo caso, mala intención”


El Director del Eco Parque de América Adelmar Funk realizó a través de sus redes sociales un largo escrito en el cual responde por las graves acusaciones que hizo una vecina que visitó el lugar enclavado en el Vivero Foresta donde denunció “abandono y escasa alimentación de los animales” entre otras cosas.

LA PALABRA DE ADELMAR FUNK

No tenía pensado ocuparme de este tema más que en forma judicial, sin embargo, siguiendo el consejo de amigos preocupados por aquello del que calla otorga, acá estoy.

Hace más de treinta años que trabajo en el Complejo Ecológico de América, soy el fundador y el director y, por lo tanto, el máximo responsable. Practiqué la docencia durante más de veinte años, soy jubilado y tengo otras actividades además de mi tarea en la institución. No tengo fortuna y tengo que hacer mucho esfuerzo para darle un estudio a mis hijos y construir la casa que todavía no tengo. ¡Sí, tengo el orgullo y la tranquilidad de conciencia de hacer lo que creo es lo correcto!

Tengo a mi cargo un fabuloso equipo de trabajo formado por profesionales de la veterinaria, de la biología y la gestión ambiental, cuidadores y administrativos, todos gente apasionada que privilegian la vocación al modesto sueldo que reciben. La mencionada vocación puede resumirse en un inmenso amor por los animales y un fuerte compromiso por su bienestar. Creo muy importante dejar bien en claro un principio que es el dice que “no hay nada mejor que los animales en libertad”. La destrucción de ambientes naturales y otras circunstancias han generado la necesidad de alojar a muchos para preservar su vida o algo todavía más complejo, la especie. Y es en ese contexto en el que participa nuestra institución.

Para hablar con un criterio más técnico se debe decir que el Complejo Ecológico es una institución que se dedica a la conservación. La conservación se sustenta en dos pilares que son la investigación y la educación y ambas se realizan en nuestro ámbito. Podría hablar de las actividades de investigación que nos han dado inmensas satisfacciones, pero lo que creo importante para este momento es contarles sobre la actividad educativa. Nosotros nos consideramos verdaderos educadores, tanto es así que lo hacemos en todo momento, lo hacemos con alumnos de nivel inicial, primario, secundario, universitario y con todo el público que nos visita. Esto último en el marco de las charlas que se dan en el anfiteatro o en charlas casuales en todo el recorrido.

Indefectiblemente, todas las personas que nos visitan los fines de semana son invitados a participar y la mayoría así lo hace.

En ese contexto explicamos el sentido de lo que hacemos y respondemos todas las preguntas, algunas son de un alto nivel y otras no tanto. ¡Nadie tiene la obligación de saber lo que hacemos! ¡El ignorar no es un pecado y tampoco es un delito, pero el hacer gala de ello es una verdadera estupidez! El último fin de semana largo nos visitó una señora que no participó de la charla en el anfiteatro, tampoco realizó pregunta alguna, sin embargo, opinó en las redes haciendo gala de su ignorancia. Mostró fotos sectorizadas (no mostraban todo el contexto) que en sí mismas no muestran nada inadecuado, pero si están enriquecidas con mentiras, agravios e ignorancia o, en todo caso, mala intención.

Esto, obviamente, genera un inmenso daño a una institución que desde hace muchos años educa, investiga, rescata, libera y salva vidas de muchísimos animales silvestres. A la mencionada persona no creo que le interese saber de lo que yo pueda explicarle, pero sí creo que puede interesarle a muchos a los que les ha llegado su versión.
Por recomendación de letrados no debo mencionar su nombre, por lo que me refiero a esa persona como la señora.

En relación a las palabras de la señora, lo primero que debo aclarar es que nuestra institución no captura animales de la naturaleza, al revés, se reciben, recuperan y devuelven a la misma todos los animales que están en condiciones de sobrevivir.

Tigres, leones y osos proceden de circos y nacieron en una jaula de 3 x 2 metros y allí estaban destinados a morir. En el Complejo Ecológico de América los leones viven en un ambiente que imita la sabana africana de 10.000m², el más grande de Sudamérica; los osos tienen un ambiente de 600m², solamente la pileta de este ambiente es 10 veces más grande que la jaula en que vivían; el tigre de bengala tiene un ambiente que dado que es solamente 15 veces más grande que su lugar de origen, estamos construyendo uno mucho más grande. Los pumas, que en su mayoría llegaron, huérfanos porque el ser humano ha matado a sus padres, han llegado procedentes de nuestra región y de la provincia de La Pampa (antes de que se habilitaran los cotos de caza).

Así podría seguir contando la historia anterior y actual del resto de los animales, pero la pregunta que debería hacerle a la señora es ¿cuál es el lugar, el hábitat, al que ella pretende que se los devuelva?, ¿a la jaula de circo donde nacieron?.

En su manifiesto, la señora dice que el cóndor estaba encerrado en un hueco de piedra al sol, ¡nada más disparatado!, el hueco efectivamente existe, solo que el animal no estaba encerrado en él, sino por voluntad propia, el mencionado hueco cumple la función de cubil y está en una inmensa roca de 8 metros de altura que a su vez está en otro inmenso recinto de 30 metros de largo por 10 m. de ancho por 10 m. de alto (el más grande de Argentina para la especie). ¡Evidentemente, a la señora, tal como dice el dicho: el árbol no le permitió ver el bosque!

Evidentemente, la señora tiene la capacidad, que no tienen nuestros profesionales, de reconocer animales tristes, abandonados y con escasa alimentación, sin embargo, no distingue un hueco en la roca de un ambiente de 3000 metros cúbicos.

En otro espacio, la señora condena la utilización del boyero eléctrico, una herramienta cuyo uso es universal, ya que produce un rápido acostumbramiento sin generar estrés. Comparado con otro tipo de cerco, el boyero permite mejorar la calidad de vida permitiendo alojar en espacios más abiertos a animales que implican cierto riesgo para el ser humano (en nuestra institución hemos podido alojar coatíes agresivos en una isla con árboles, y leones en una hectárea que imita la sabana).

Producto de la pandemia estuvimos casi dos años sin percibir recaudación, muchos no cobraban sus sueldos, pero a los animales no les faltó alimento, mantenimiento y atención médica.

El decir, como lo hace la señora, que nuestros animales tienen escasa alimentación es ofensivo, tanto como si yo dijera que los hijos de la señora tienen escasa alimentación. Estas calificaciones son ofensivas, agraviantes e injustas, no las merecemos y no las vamos a aceptar, por lo tanto, realizaremos todo lo que legalmente corresponda para que se haga justicia.

Si es que volvieron rotos, como dice la señora, realmente lo lamento, pero no es producto de nuestra acción sino de su propia irresponsabilidad. Alguien que actúa responsablemente habla, consulta, se saca las dudas, opina y recién cuando no ha encontrado satisfacción realiza una denuncia.

Aún en el supuesto caso que una institución funcione mal, una persona de bien brega para que la misma cambie, mejore y siga cumpliendo con su rol social.

Si un hospital, un asilo, un jardín maternal, el Complejo Ecológico funciona mal (situación irreal, por supuesto), una persona de bien brega para que la institución mejore. El cierre solo significa desatención para los necesitados e intranquilidad de conciencia para los responsables si es que la tienen.


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