Fue condenado por ocho estafas y deberá devolver casi dos millones y medio de pesos


Un comerciante de 42 años, Carlos Mario Alberto Trejo, fue condenado hoy a tres años de prisión en suspenso por el delito de estafas en ocho oportunidades, concursando en forma real entre sí. También deberá devolver 2.400.000 pesos.

En el marco del acuerdo del juicio abreviado, el imputado aceptó devolver 2.150.000 pesos en concepto de “reparación del perjuicio económico” entre cinco damnificados –algo con lo que ya cumplió– y a cambio ninguno de ellos podrá reclamarle nada por ninguna vía. También le restituyó el total del dinero a otra víctima (alrededor de 250.000 pesos); mientras que la restante solo pidió una orden de restricción de acercamiento.

La sentencia fue dictada por el juez de control santarroseño, Carlos Matías Chapalcaz, tras el acuerdo alcanzado por el fiscal general Guillermo Sancho, la defensora particular Vanessa Ranocchia Ongaro, el acusado y la adhesión de cuatro de las víctimas que intervinieron como querellantes en el proceso. Los otros tres damnificados también dieron su consentimiento. En total fueron ocho hechos y siete víctimas y el acusado terminó reintegrando a ellas 2.400.000 pesos.

“Trejo tenía como modus operandi entrar en confianza con sus víctimas, ya sea a través de una relación de tipo sentimental, o a través de algún nexo local, por ejemplo mecánicos o interesados en la compra de algún vehículo; manifestando ser dueño de una empresa en el sur del país que se dedicaba a invertir en vehículos y otros negocios”, expresó Chapalcaz en el fallo.

De esa manera, le compraba los automotores a los damnificados, “pagándolos en algunos casos con cheques del grupo” del que presuntamente era dueño, pero que “no pudieron ser cobrados por tratarse de una empresa que nunca operó, sirviendo de ardid para perpetrar” algunos de los hechos.

En otros casos, continuó el juez, “comenzaba comprando un vehículo que efectivamente abonaba, ofreciendo luego otros negocios con ese dinero, e incluso solicitando más dinero que era transferido por sus nuevos ‘socios’ a cuentas de terceros, con quienes había realizado negocios previamente y a quienes les debía dinero”.

“Trejo no solo le mentía a sus víctimas acerca de su calidad de empresario –remarcó Chapalcaz–, sino que acreditaba esta circunstancia con una sociedad que existe efectivamente; enviaba comprobantes falsos en relación a depósitos de dinero que debía realizar para concretar los supuestos negocios que estaba emprendiendo con su dinero, y con posterioridad, luego de alegar distintas circunstancias por las cuales no podía cumplir, relacionadas fundamentalmente con las restricciones derivadas de la pandemia por Covid-19, desapareció de La Pampa”, para ser detenido finalmente en Ushuaia. En esa condición estuvo desde abril hasta hace pocos días, luego que se constataran las transferencias de dinero.

La denuncia original surgió de una expareja del imputado, por lo que durante la investigación se comprobó que aprovechándose de esa relación consiguió que le entregara 135.000 pesos, 700 dólares y dos cheques; con el fin de “trabajarle el dinero”, restituirle 50.000 pesos a los 15 días y comprarle un Citröen C3. A pesar de los reclamos, no le devolvió esa suma, ni lo que ella tuvo que abonar además por cheques rechazados. Recién ahora que se alcanzó un acuerdo, la mujer recibió la totalidad de la deuda, unos 250.000 pesos.

A un particular le entregó una camioneta Toyota Hilux, modelo 2018, a cambio de 1.600.000 pesos, más un Gol Power y una Ford F-100, modelo 2001 y se quedó con el dinero. La perjudicada fue una empresa de limpieza industrial, vinculada al rubro gas y petróleo, ya que le había dado la camioneta en consignación a un gestor que también terminó siendo víctima.

Además vendió una Ford Ranger –que la misma empresa también le había otorgado al gestor– a cambio de 520.600 pesos y un Volkswagen Bora. Luego le dijo al comprador que no podía transferirle la camioneta por la negativa del propietario, por lo que le devolvió el Bora y se comprometió a buscarle un vehículo de similares características. A su vez le entregó cheques sin fondos.

Continuando con las conductas defraudatorias, Trejo compró un Volkswagen New Beatle, modelo 2009, y entregó seis cheques por 490.000 pesos, proponiéndole posteriormente al vendedor un negocio para la compra de dos camionetas. Entonces le pidió la restitución de los cheques, una transferencia por 400.000 pesos y 3.300 dólares. A cambio le envió “comprobantes de las supuestas operaciones” con una firma neuquina por la compra de cuatro camionetas Ford Ranger. Frente al retraso en la entrega de las unidades y los insistentes reclamos del damnificado, Trejo cambió el teléfono y se fue de la ciudad.

El quinto hecho se produjo a partir de recibir –de parte de una pareja– tres cheques de un comercio local de venta de autos para comprar un vehículo. Trejo les dijo a ellos que los documentos no tenían fondos y que los cobrarían junto al gestor. Entonces se dirigieron a la agencia y le pidieron a los denunciantes que no se bajaron del auto pues ellos solucionarían el problema. Cuando regresaron, Trejo les explicó que no pudieron resolverlo y que conseguiría el valor de ellos. Días después, el acusado llamo al damnificado y le dijo que había conseguido el dinero para uno de los cheques y que pasara a retirarlo por la gestoría.

Horas más tarde, Trejo volvió a llamar al damnificado para decirle que tenía un Volkswagen Gol 2007 y que necesitaba el dinero que le había dado (140.000 pesos) para entregárselo a la propietaria en concepto de seña, pues ella había comprado un 0 kilómetros y estaba esperando su entrega. A la par le envió “fotos de un vehículo de esas características para que confiara en el negocio que le proponía”. Pasado el tiempo, y después de muchas excusas, lo terminó perjudicando en 350.000 pesos.

Finalmente, al gestor lo estafó en 11.000 dólares –dinero entregado para adquirir 20 motos nuevas– y 315.000 pesos; y a otro hombre, que había publicado su Fiat Línea a la venta en Facebook, se lo compró en 300.000 pesos. Le entregó 150.000 y dos cheques. En ese mismo momento, le ofreció otro negocio al vendedor, consistente en la compra de rollos de pasto, por lo que entregó esos documentos y lo perjudicó en 150.000 pesos. Además simuló comprarle un Volkswagen Gol y, al final, le terminó adeudando 380.000 pesos.

Finalmente, Chapalcaz le fijó al imputado la obligación de cumplir con las siguientes reglas de conducta durante dos años (fijar residencia, someterse al cuidado de la Unidad de Abordaje, Orientación y Supervisión de personas en conflicto con la ley penal; y prohibición absoluta de contacto respecto del gestor y su grupo familiar.​

Fuente: Diario Textual


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