Tipos de maleza que se encuentran en el campo argentino


Las malezas son plantas que crecen de manera agresiva y espontánea en cualquier zona controlada por el hombre, impidiendo el buen desarrollo de los cultivos. Cualquier planta que crezca en un lugar donde no se lo desea, es considerada maleza. El diente de león, el cardo y la ortiga son clara demostración de ello.

Podemos afirmar que, actualmente, hay entre 8000 y 250000 especies de maleza que representan el 1% de la flora mundial. Cloris, flor de santa Lucía, siempreviva, cerraja y borreira son algunas de las variedades que solemos encontrar en los campos argentinos.

En este artículo haremos un repaso por las diferentes especies de malezas, las formas químicas, biológicas, mecánicas y preventivas en las que es posible cuidar nuestro suelo, como por ejemplo, con el uso de la desmalezadora, una herramienta fundamental para combatir estas plagas.

Especies dominantes

Algunas malezas se adaptan de tal manera al suelo que se convierten en especies dominantes y es muy difícil hacerlas desaparecer. Sus semillas permanecen en el banco de semillas del suelo y se reproducen de manera permanente.

El crecimiento de la maleza es motivo de gran preocupación, porque compite con los cultivos por la luz natural, el agua y los nutrientes; alberga insectos y patógenos que transmiten enfermedades y puede contaminar la producción. Su crecimiento indiscriminado, además, afecta los desagües, y bloquea arroyos y riachuelos.

Anuales y perennes

Para poder hacer frente a esta situación, se estudiaron los diferentes tipos de yuyos y se clasificaron de manera tal de poder reconocerlos, para eliminarlos con diversos métodos.

Se concluyó en que las malezas anuales crecen a partir de las semillas que cayeron en la temporada anterior; y las perennes son las que tienen tallos subterráneos que se extienden bajo la superficie del suelo.

Cuidar y controlar nuestro suelo

Las malezas deben, inexorablemente, ser controladas. Existen diferentes métodos de control y lo ideal es combinarlos, teniendo siempre en cuenta el tipo de cultivo que se quiere cuidar, la variedad de maleza que se desea exterminar, y las condiciones ambientales.

Control mecánico

El control mecánico es el que combate las malezas mediante el uso de herramientas manuales o maquinarias agrícolas como azadas, rastrillos, arados, cultivadores o desmalezadoras.

Una desmalezadora es una herramienta de jardinería que se usa para cortar el césped y las hierbas al ras del suelo. Con ella se llega donde no pueden hacerlo las podadoras de césped. El corte lo realiza con un hilo de nailon o con cuchillas presentadas en forma de disco. Los modelos varían según la potencia que se necesite usar. Hay eléctricas, a batería inalámbrica y a gasolina (estas son las de empleo profesional).

Control químico

El control químico consiste en aplicar herbicidas que inhiben el crecimiento o causan la muerte de las malezas ya existentes en el campo. Es ideal practicar este tratamiento durante el fin del invierno o el principio de la primavera, cuando los suelos aún están húmedos.

Los herbicidas se aplican con rociadores, paños de limpieza, aplicadores de mecha o buscadores de maleza. El uso se puede disminuir con algunas estrategias, como rotar los cultivos, flamear los yuyos, o utilizar métodos biológicos con los que se protege el medio ambiente y se ahorran recursos. Antes de usarlos, es recomendable probar primero en una pequeña parcela y evaluar los resultados.

Si se utilizan de manera inadecuada, los herbicidas son perjudiciales para la salud humana. Pueden causar irritación en la piel, en los ojos y en las vías respiratorias; producir alteraciones hormonales, daños en el hígado, los riñones y el sistema nervioso; por ese motivo es conveniente resguardarse, usando ropa protectora, gafas, guantes y mascarilla. Es conveniente, también, evitar usar los herbicidas durante los días ventosos.

Tipos de herbicidas

Existen diferentes tipos de herbicidas, clasificados según su modo de acción, su selectividad, su persistencia y su forma de aplicación. Pueden ser sistémicos, no selectivos, como el glifosato que elimina sin distinción cualquier planta que entre en contacto con ellos; o selectivos, como por ejemplo el Dicam que detecta y elimina las malezas sin dañar los cultivos, actuando solamente sobre la parte de la planta que toca, sin trasladarse por el sistema vascular, y se usa en plantaciones de maíz, sorgo, cereales y caña de azúcar, entre otros.

Los herbicidas pre emergencia, se aplican antes de que las malezas germinen impidiendo su desarrollo y los de post emergencia se aplican luego de que las malezas hayan emergido, afectando su crecimiento y reproducción.

Controles biológicos

Los controles biológicos hacen referencia al uso de organismos vivos que se alimentan de ellas (animales, hongos, insectos).

Control preventivo

Seguramente, el control preventivo sea el más importante, debido a que es el que busca evitar la aparición y reproducción. Es fundamental, para encarar la prevención, conocer el tipo de maleza que se desea desterrar, diversificar los controles y relevar los lotes con periodicidad.

Optar por una selección de semillas certificadas, rotar los cultivos, utilizar cobertura vegetal, manejar el control de los bordes del campo, de los drenajes y los canales de riego; y usar equipos limpios, de manera tal de poder evitar la dispersión de semillas durante la cosecha y el transporte; son los pasos más relevantes para evitar el crecimiento desmedido de las malezas.

Cultivos de cobertura

Los cultivos de cobertura son plantas que se siembran para proteger el suelo, mejorar su fertilidad, retener el agua, aumentar la biodiversidad y controlar plagas y malezas. Las leguminosas de hoja ancha, las gramíneas, los nabos y los rábanos, son ejemplo de ello. Se deben tener en cuenta factores como el clima, el cultivo principal, la estación, la facilidad de manejo y el objetivo buscado.

Cuidar el suelo

Lamentablemente, las malezas no se eliminan para siempre y es un trabajo constante que requiere persistencia y paciencia. Es preciso monitorear, detectar y actuar, puesto que su crecimiento afecta el rendimiento y la calidad de los cultivos en el campo argentino.

Algunas malezas son difíciles de controlar y se adaptan a diferentes condiciones ambientales, produciendo gran cantidad de semillas; otras son resistidas por algunas plantas, que son las que tienen mayor altura, mayor cobertura del suelo, mayor capacidad de nutrientes y agua y mayor producción de sustancias alelopáticas (es decir, que inhiben el crecimiento de otras plantas) Por ejemplo: trigo, maíz, alfalfa, girasol y soja.

Los controles químicos, biológicos, mecánicos y preventivos son necesarios para evitar su propagación y cuidar el suelo para los próximos cultivos.


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