“Se me cayó un lagrimón”: Comenzó con el tambo hace 43 años y ahora lo cerró harto de pagar impuestos


Néstor Crespo, productor de Carlos Tejedor, vendió parte de los animales que le quedaban en el establecimiento y terminó un ciclo de su vida. Pese al mal momento, remarcó que “me liberé de los gastos que tenía”.

Un tambo más que se cierra en Argentina. Esta vez, se trata del establecimiento de Néstor Crespo (65), que estaba ubicado en la localidad bonaerense de Carlos Tejedor.

Según recordó Néstor, desde que nacieron vivieron en el campo y en agosto de 1980, junto a su hermano, tomaron la decisión de empezar a ordeñar unas vacas . Su papá había comprado “por negocio” unas 15 terneras overas. “Empezamos a ordeñar a mano“, contó. El primer ordeñe entregaron 24 litros y aún recuerda la cara de espanto del camionero que venía a buscar la leche ante la poca producción.

Estuvieron 3 años ordeñando a mano y llegaran a 400 litros a mano. Con el tiempo, fueron comprando mas vacas (tuvo un máximo de 80 vacas) mejorando genética, inseminando y repasando con toro holando. Por el año 1983, armaron un tinglado y pusieron una ordeñadora.

Luego, impulsado por el Centro Educativo Para La Producción Total Nº 9, generaban masa para muzzarella a una fábrica de Lanús, dándole valor agregado a la leche, pero ni así pudieron sostener el tambo. En ese momento, su hermano continuó con la producción de chacinados y se desvinculó del tambo.

Primero, el tambo fue a pasto, luego comenzó a suplementar. Y a lo último volvió a ser pastoril. “Cuando más le das a las vacas, más da. pero la mayoría se me iba en impuestos“, señaló.

Hasta que llegó el día que ni Néstor ni ningún productor quiere que llegue. Este 15 de febrero decidió cerrar el tambo. “Fecha que quedará en nuestra memoria porque se decidió dar de baja el tambo y vender las vacas. En resumen, final de un ciclo que nos deja una experiencia de trabajo y producción, aunque cuesta aceptarla”, dijo.

“Los números son cada vez más chicos. Tuvo problemas de salud y me fui a vivir al pueblo hace 6 años. Me costaba conseguir gente para trabajar. Y en los últimos días, el empleado se enfermó y no iba. Y ahí decidí vender todo”, agregó los motivos del cierre del establecimiento”, agregó.

Vendió parte de las vacas Holando que tenía en producción: 39 animales a $180.000 cada una y otras 19 (viejas y vacías) a $ 150.000 cada una. De las 200 hectáreas que le quedaron tras la división con su hermano,100 hectáreas las alquiló para agricultura y en la otra mitad se quedó con vaquillonas preñadas Holando que no quiso vender y con vacas con terneros, además de vacas para ganadería de carne que compró con lo que recibió por las Holando.

“Se me cayó un lágrimón cuando vi las vacas que se iban. pero por otro lado, me liberé de los gastos que tenía“, afirmó Néstor.

Néstor puso el ojo en los intermediarios, que para él terminan ganando más plata que los tamberos “que están todo el día debajo las vacas”. Y también en la clase política. “Te cobran anticipo de impuesto a las Ganancias, Es gente que no sabe nada de campo. Son socios en las ganancias, pero no cuando perdés”, consideró,

Fuente: Clarín


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